Con un abordaje de la salud mental como parte de la salud integral y cerrando las actividades del Mes de los Cuidados, se realizó una charla en Ajupe por parte de representantes de ADAP, Centro de Día Pasionaria y Cenur Litoral Norte, generándose a la vez el intercambio con un numeroso público de personas mayores.
En la instancia se abordaron “diferentes temáticas que atraviesan las personas mayores en relación a salud mental”, destacó a EL TELEGRAFO la coordinadora del Centro de Día, psicóloga Andrea González. “Primero y principal, pensar la salud mental como parte de la salud integral y nosotros, como agentes de salud, donde trabajamos todos los aspectos de la persona, poder promocionar lo que son las buenas prácticas en lo que refiere a promover y a prevenir la salud mental”, puntualizó.
Frente a la situación de que existen “altos porcentajes de personas mayores con depresión o con algún tipo de demencia”, precisamente aparecen espacios como el Centro de Día, en el que ellos “puedan pertenecer, ser parte de un grupo, que puedan tener un plan, un proyecto de vida, más allá de lo que viven en la casa o viven socialmente; es muy importante para ellos desde la salud mental, desde sentirse vivos, pertenecer, ser parte de, conocerse, conocer otras personas, conocer sus hablidades”, reflexionó González.
ETAPA DE LA VEJEZ, MUCHO PARA DAR
En su carácter de asistente en el Polo de Medicina Social de Cenur Litoral Norte, el Dr. Ricardo Fleitas, con especializaciones Médico en Familia y Comunidad y Psiquiatría en Niños y Adolescentes, realizó su aporte a esta instancia de intercambio, a partir de la definición de la ONU de 1948 de que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” y en cómo las condiciones ambientales y demográficas “están muy relacionadas con el estar sano o el estar enfermo”.
En diálogo con Pasividades, el profesional hizo alusión a algunos interesantes conceptos que se abordaron en esta instancia, como la definición de vejez y qué significa esta etapa. Las personas mayores de 65 años ingresan “en la etapa de la vejez, que ha tenido diferentes nombres a lo largo del tiempo, tercera edad, edad de oro”, aunque “en realidad, no tenemos que tener miedo de decir ‘viejos’ y ‘viejas’ a quienes ya se encuentran en una etapa que, como decíamos en el intercambio, se prolonga cada vez más en el tiempo”, teniendo en cuenta la expectativa de vida en el mundo, apuntó el profesional.
Por tanto, se trata de una etapa en la que, “sin dudas que hay mucho para dar a la comunidad y a la sociedad una vez que ya terminan su trabajo activo”, indicó el profesional.
Pensando en que al cumplir los 65 años, la etapa de la vejez se extenderá en promedio entre 30 y 40 años, “cuántas cosas tiene para dar”, máxime teniendo en cuenta que “la persona ya adquirió mucha experiencia, conocimiento, algunos lograron la sabiduría, que son como diferentes dimensiones de la humanización que vamos teniendo a medida que envejecemos”, analizó.
No obstante, es una etapa en la que la persona “muchas veces es dejada de lado, muchas veces padece de soledad, de aislamiento, donde mucha veces la familia no logra integrar ese conocimiento, esa experiencia y esa sabiduría que van adquiriendo las personas. Eso pasa en el mundo”, admitió.
En el abordaje, se hizo hincapié en el concepto de salud mental. “En nuestra mirada cuando hablamos de salud mental, hacemos un juego de palabras y decimos lo mental de la salud. Esto es de un profesor, el psicólogo Enrique Saforcada, que ha venido a Paysandú, un investigador, que habla de lo mental de la salud con ese juego de palabras para decir lo mental de la salud es parte de la salud, como lo social también lo es y como lo ambiental de la salud también lo es”, subrayó.
En ese sentido, “si no pensamos en lo que sentimos, en lo que nos pasa y no le damos trascendencia, no lo estamos integrando a la salud; no estamos pensando integralmente la salud”, observó Fleitas.
UN FENÓMENO COMPLEJO
La presentación de una problemática “multicausal, multidimensional” como lo es el suicidio, formaron parte de la temática abordada, tratando de hacer aportes “para que se comprenda ese fenómeno tan complejo” e identificando factores de riesgo y factores protectores.
A propósito de la dimensión de este tema, Fleitas recordó que “Uruguay es uno de los países de Latinoamérica con cifras más altas de suicidio. A lo largo de ya más de dos décadas no se ha logrado controlar y ha ido aumentando. Antes del 90 estábamos por debajo de 15 cada 100 mil habitantes, después de la crisis del 2002 se llega a una cifra de 21 y desde ahí hasta ahora hemos rondado los 20-21. Eso representa una cantidad de entre 500 y 800 personas que mueren por suicidio en el Uruguay por año”. Dentro de la población, es precisamente “el grupo etario de las personas mayores de 65 años que más se representa con cifras que pueden llegar hasta 33 cada 100 mil habitantes”, en tanto “el segundo pico se registra en los jóvenes”, resaltó.
FACTORES DE RIESGO Y FACTORES PROTECTORES
Durante el intercambio, “algunos expresaban identificarse con los factores de riesgo desde su soledad, de la pérdida de los vínculos familiares”, pero a la vez, “también identificaban que habían muchos factores protectores que les hacían tener interés por continuar viviendo con ganas, con entusiasmo, aportando, como podría ser desde la participación en el Centro Diurno”, así como “en otros espacios vinculados con este sector de la población”, refirió el profesional. Durante el tratamiento del tema, quedó de manifiesto la importancia del vínculo con las mascotas y el significado que tienen “para muchos viejos y viejas, a veces sustituyendo esos vínculos familiares que están faltando, que muchas veces no están presentes porque geográficamente están lejos o por conflictos familiares”, sostuvo. “Nuestro énfasis fue poner los factores protectores y todo lo que significan aquellas actividades que le permiten econtrar un sentido a mantenerse activos, devolviéndole a la sociedad lo que de alguna forma recibieron en otra etapa de su vida”, señaló.
