Ford A de 1929, despertando nostalgias

Como diría un viejo amigo, hombre “tuerca” hasta los huesos, este Ford A de 1929 con capota de tela “se deja mirar”. Faltan cosas -como diría su novel propietario- pero lo cierto es que aparece atractivo y con ese “no se qué” que despiertan los vehículos del óvalo de finales de los años veinte del siglo pasado.
Y miren que son varios los Ford A que todavía continúan circulando, pero siempre tienen un espacio ganado entre los tuercas, en los más veteranos porque despiertan nostalgias, entre los más jóvenes porque ellos también aprendieron a valorarlos.

Pues bien. Expresamos novel propietario y lo hicimos en referencia a que su nuevo dueño lo adquirió hace poco más de dos semanas y en el estado en que se encuentra, aunque ya le instaló alguna cosa nueva, como una batería por ejemplo.

Manuel Taboada es el nuevo propietario de este Ford A del año 1929, cuatro puertas, con capota, la cual se recoge para en tiempos de calor andar melena al viento. Está pintado de color amarillo crema y en ese mismo tono se presentan las llantas y los rayos de alambre, mostrando el centro cromado. Los guardabarros están pintados de negro, con estribos metalizados.

Los faros, como es tradicional, se ubican sobre la barra que unen los guardabarros; sobre éstos se instalaron señaleros. El paragolpes es de doble hoja.
En la parte posterior se ubica la rueda auxiliar y en el borde de la carrocería queda recogida la capota cuando se lleva el auto descubierto.
Nos decía Taboada que la parte eléctrica está pasada a 12 voltios. Como ya expresamos, cuenta con una batería nueva y ahora le colocará un nuevo cristal al parabrisas. También se colocarán los espejos laterales, que están faltando, y asimismo el espejo central.

La idea, como expresaba Taboada, es dejarlo terminado, completito en breve, de manera que luzca como en sus tiempos de cero kilómetro.
Mecánicamente el auto funciona sin problemas, con un motor que responde como cuando salió de fábrica.