El sector turístico ha ido incorporando a la discapacidad como un asunto importante en su agenda, lo cual se ha visibilizado a través de días conmemorativos, reuniones que abordan y posicionan el tema, así como el desarrollo de programas y planes de mejora de la accesibilidad en los destinos y la ampliación de la oferta para atender las necesidades específicas de este sector de la población.
A nivel mundial, las personas con discapacidad constituyen, en términos cuantitativos, un colectivo relevante de la población que tiene la característica de ir en aumento debido al aumento del envejecimiento poblacional en algunas regiones del país así como la incidencia de determinadas enfermedades. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las personas con algún tipo de discapacidad se acercan a los 1.300.000.000 en todo el mundo, los que representan un 16% de la población mundial.
En Uruguay los datos preliminares del censo realizado este año muestran la existencia de una población cada vez más envejecida, por lo que el turismo accesible –también llamado inclusivo–, va adquiriendo paulatinamente una mayor relevancia.
En su concepción actual, no se trata de un turismo “especial” sino que consiste en la realización de intervenciones y adaptaciones necesarias que garanticen la accesibilidad para todo tipo de usuarios, contribuyendo a la diversificación de la oferta turística al tiempo que se fomenta la inclusión social.
Se trata de una línea de trabajo que desde hace varios años está presente en los planes del Ministerio de Turismo de nuestro país dado que facilitar los viajes a las personas con discapacidad es un elemento transversal e integral de cualquier política de turismo sostenible.
En esta perspectiva se posiciona la Organización Mundial del Turismo, la cual sostiene que acontecimientos globales adversos como la pandemia han ayudado a entender por qué abogar por la inclusión, la accesibilidad y la diversidad, “es bueno para el turismo y bueno para las personas”.
En este sentido, sostiene que los diferentes sectores deben aunar esfuerzos a la hora de diseñar políticas y estrategias que aporten soluciones a los problemas de accesibilidad, basándose en el aprovechamiento de datos y la investigación de mercado.
Se entiende que las normas y las recomendaciones internacionales no consisten solamente en poder afirmar “yo cumplo con esto” sino que deben ser entendidas como herramientas útiles para que los destinos y las empresas evalúen y mejoren sus niveles de accesibilidad e, incluso, organismos internacionales del sector han comenzado a proponer -con buen tino- que el otorgamiento de ayudas públicas puede estar condicionada por la accesibilidad. En este sentido, consideran que concebir la accesibilidad como un requisito para recibir fondos para la recuperación o mejoras en infraestructuras, puede ser un incentivo para los empresarios.
En Uruguay, el Ministerio de Turismo define este tipo de turismo como aquel orientado a todas las personas sin distinción, e independientemente del tipo de limitación que posean, sea que estén en situación de discapacidad temporal o permanente, o adultos mayores con movilidad restringida. También existen instrumentos legales, incluidos por ejemplo en la Ley Nacional de Turismo 19.253, del año 2014, que responsabilizan al Ministerio de Turismo en cuanto al desarrollo de acciones de mejora de la experiencia turística para las personas con discapacidad, así como la generación de las condiciones necesarias para que el ejercicio turismo, que se considera un derecho humano que debe estar al alcance de todos.
A principios del presente mes el Ministerio de Turismo y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) organizaron el Foro de Turismo Inclusivo “Sin barreras, ¡sin excusas!” con participación de jerarcas y expertos de la región. Durante la jornada, también fueron anunciados los proyectos seleccionados en el segundo llamado del Fondo Concursable para el Desarrollo de Circuitos Turísticos Accesibles del MinTur, orientado a fomentar la inclusión en destinos, productos y servicios turísticos, que seleccionó para ser apoyados en proyectos de turismo accesible en Balneario Iporá, Rivera, Mercedes, Florida, Maldonado y Salto. Asimismo, organizaciones públicas y privadas obtuvieron reconocimientos de buenas prácticas por desarrollar acciones de accesibilidad.
Al respecto, el ministro Tabaré Viera dijo que además de las disposiciones legales vigentes, se trabaja a conciencia para lograr la accesibilidad en materia turística y que eventos como el foro permiten incluir al sector privado a fin de ampliar las oportunidades. En este sentido, destacó que, en la planificación estratégica de la cartera, se plantea como lineamiento facilitar los viajes a personas con discapacidad.
Entre las acciones desarrolladas señaló la existencia de un convenio de cooperación con la Secretaría Nacional de Cuidados, el relevamiento de accesibilidad de los puntos de información turística de todo el país y la realización de talleres para sensibilizar a los funcionarios de dichos centros, así como a los referentes de los gobiernos departamentales frente al MinTur, y la entrega de material a las diferentes comunas, entre otras iniciativas. También destacó el rol que puede llegar a cumplir la primera mesa nacional de turismo accesible y la integración a la Red Latinoamericana de Turismo Accesible.
La situación de discapacidad implica a veces la dependencia o necesidad de apoyo para llevar adelante actividades de la vida diaria, pero también puede verse agudizada por cuestiones contextuales como barreras que ofrezca el entorno, ya sean físicas, de comunicación e información o actitudinales. Por el contrario, como suelen señalarlo los manuales, una buena accesibilidad es aquella que no es percibida por los usuarios, sino que es parte del diseño, siendo cómodo, estético y seguro para todos.
En materia de turismo, los desafíos principales siguen siendo la necesidad de un cambio de mentalidad y la comprensión de que la accesibilidad es un buen negocio. Como señala un documento de la OMS, cuando un recurso se presenta como “inaccesible” deberíamos preguntarnos cuáles son sus características tan únicas que justifican excluir de su disfrute a miles o millones de usuarios.
En definitiva, la discapacidad es solo una de las tantas formas en que los humanos somos diversos, pero no por ello debemos dejar de atender las diferencias y ofrecer posibilidades para el ejercicio de derechos de parte importante de nuestros conciudadanos. Y así como es tan necesario eliminar las barreras, también lo es dejar de lado las excusas. → Leer más