La problemática del empresariado y el consumidor del Interior es muy diversa, desde que una cosa son los departamentos fronterizos con el Brasil, otra son los que se ven enfrentados en el Litoral a la afectación puntual de la Argentina superbarata desde hace varios años, y otra la del sur, así como de los departamentos del centro del país, con realidades muy distintas.
Vera Facchin, presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU), que nuclea a 25 centros comerciales del Interior, –incluyendo también al de Paysandú– nos presenta una visión desde el punto de vista de este empresariado diverso pero con problemas en común, y uno de ellos tiene precisamente que ver con una problemática que impacta en forma tan contundente como negativa en el Litoral, que es el trasiego desde la Argentina, pero que a la vez se va extendiendo directa o indirectamente a todo el país y ya genera preocupación a nivel de las grandes empresas que históricamente han tomado sus decisiones en base solo a lo que ocurre en el área metropolitana. Es una situación sobre la que hemos advertido reiteradamente en EL TELEGRAFO, pero que no ha tenido las respuestas que se necesitan –no son fáciles, es cierto– y sobre todo porque se veía desde mucho tiempo antes que esta situación se iba a dar con toda crudeza una vez se levantaran las restricciones dispuestas en los puentes por la pandemia.
La presidente de CEDU precisamente apunta una serie de elementos que deben tenerse en cuenta en el marco de un análisis certero sobre las formas en que este escenario salpica a todos, de una u otra forma, incluyendo lamentablemente a todos aquellos trabajadores que cruzan con la idea de hacer rendir más sus salarios del otro lado del río, pero a la vez ponen en peligro sus empleos, porque estas compras indiscriminadas hacen tambalear a las propias empresas en las que se desempeñan, por una caída de actividad en el medio y de ventas. Destaca la dirigente de la gremial empresarial en nota al semanario La Mañana que en un relevamiento realizado por la comisión directiva que asumió este año, se detectó que en algunos lugares la falta de infraestructura es un desafío importante, mientras que en otros la informalidad y los altos costos empresariales son el tema de mayor impacto.
A nivel general, las pymes se ven afectadas por los aranceles que cobran las tarjetas de crédito y débito por las operaciones y los Consejos de Salarios que no distinguen la situación de si una empresa es del Interior o Montevideo. Para Facchín los Consejos de Salarios “están diseñados para empresas del sur”, pero los incrementos salariales son aplicados a pequeñas y medianas empresas en el Interior “y esto crea desafíos adicionales”.
Señala asimismo que se debe de partir del concepto de que la dinámica comercial en el Interior es diferente a la de la capital y que las oportunidades también son diferentes en cuanto a la concreción de los proyectos de desarrollo, ya que en el interior del país esa dinámica es más lenta que en la capital. Al respecto, explica que “lo que estamos haciendo es conectar los veinticinco centros comerciales de todo el país para comprender a fondo todas estas realidades y haciendo giras por el Interior. Buscamos organizar al sector en comisiones para poder abordar todos estos desafíos. Si bien se puede pensar que existe un solo Interior, la realidad es que hay varios. Existen algunas zonas que son más industriales, como Paysandú, y otras dedicadas al turismo, como toda la zona Este”.
Pero “hoy hay una problemática que ha sido un poco transversal a todos”. Con excepción de Colonia, Montevideo y Canelones, “que son los departamentos que han crecido en ventas, en el resto del país ha descendido. Paysandú, Río Negro y Salto son los más afectados”.
Es decir, que lo que había comenzado en el Litoral como un problema puntual de esta zona fronteriza, se ha extendido en mayor o menor medida a todo el país, y por lo tanto si bien el impacto por la diferencia cambiaria comenzó en el Litoral, se ha difundido a todo el territorio nacional. Un caso especial eran los departamentos fronterizos con Brasil. Estos han convivido todo el tiempo con la diferencia de precios, pero ahora la situación de Argentina ha llevado a que el comercio también sume este otro problema.
Al ser consultada sobre si los productos de Argentina están llegando a todo el país, más allá del Litoral, sostiene Facchín que hay varias realidades. Una es la mercadería de contrabando, que cada vez se ve más en las diferentes ferias tanto de Montevideo y del Interior; y otra, desde lo legal, es el turismo de compras hacia Argentina, que está sucediendo desde todo el territorio nacional, no solo Montevideo. “Esto ya no es una problemática del Litoral”; dijo.
Otra prueba fehaciente de que la problemática no queda circunscripta a los empresarios y departamentos fronterizos directamente afectados, sino que se proyecta a nivel nacional, surge también de conceptos similares vertidos por el presidente de Ascoma (Asociación de Concesionarios de Marcas de Automotores) Alberto Berheim, al señalar que “creo que la situación actual con la Argentina no sirve a nadie. Estamos todos muy contentos de que vamos el fin de semana a comer a Buenos Aires y compramos cosas, pero eso es como pegarse un tiro en la pata, en algún momento nos va a pegar. Todo el Litoral está muerto, por la diferencia cambiaria por la gente que cruza, hace su surtido y de este lado no gasta nada, porque es capaz hasta de ir a una pizzería del otro lado y paga por cuatro lo mismo que acá paga por uno, entonces está complicado. No sé qué va a pasar ahora con el cambio de gobierno en la Argentina, si eso va a mejorar o no, pero para mí es una alerta grande. Después hay que seguir trabajando para lograr estabilidad y trabajo para los uruguayos, porque la generación de riqueza hace que haya trabajo”.
Absolutamente cierto, por supuesto, pero la realidad del consumidor es que se vive el momento sin pensar en el futuro, siquiera en mañana mismo, y el problema es que a la Argentina no solo cruzan a comprar quienes necesitan ahorrar en el consumo diario, sino también y en gran medida quienes no están en esta situación y que sin embargo igual lo hacen, lo que determina que la problemática resulte aún más difícil de combatir con medidas de este lado, por cuanto es lamentablemente cierto, que aún sacando todos los impuestos y financiando los artículos en cuotas sin interés, igual resultan más baratos del otro lado.
Ello explica que hasta ahora solo se estén aplicando paliativos para atenuar el impacto, como la exoneración de Imesi a los combustibles, el límite de cinco kilos, las declaraciones juradas cada quince días, el aporte de la tarjeta Recompensa del BROU para el Litoral con significativos descuentos especiales, entre otras, pero sin que siquiera en su conjunto sea esta la respuesta que permita mover la aguja en cuanto a más o menos atenuar la fuga de recursos hacia la otra orilla.
Seguimos por lo tanto en el diagnóstico que por cierto ya es archiconocido en las ciudades del litoral, pero sin siquiera percibir ni dimensionar la respuesta ante una asimetría enorme entre las dos orillas, y que todo indica seguirá por varios años más. El último que apague la luz…
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