Ayúdame a Crecer, apoyo para personas que perdieron seres queridos por suicidio

Las reuniones se efectúan en el salón parroquial, los viernes a las 19.30.

El grupo Ayúdame a Crecer, de autoayuda a personas que han perdido seres queridos a causa del suicidio, cumplió 24 años el 16 de abril y este viernes realizó su encuentro habitual en el salón parroquial de la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo. En la oportunidad, sicólogos y participantes del grupo compartieron sus experiencias con la comunidad, en el marco de un espacio de escucha abierto a los interesados por el 092543614.

EXPERIENCIAS DOLOROSAS

“Son 24 años de estar presente en las historias de cada persona y abrimos las puertas a todo el público para que la gente sepa lo que nosotros trabajamos acá con la presencia de algunos sicólogos. Es venir, escuchar y aprender para abocarnos a ayudar a otras personas. La primera herramienta que nosotros ofrecemos es la escucha porque son personas que cuentan historias muy dolorosas como es la pérdida de un hermano, un hijo, un padre, una madre o un amigo a través de un flagelo en crecimiento como el suicidio”, señaló la coordinadora del grupo, Sandra Lacuesta.

Explicó que el abordaje se realiza “bajo varios patrones como la depresión, ansiedad, estrés y seguimos trabajando nuestro ‘otro yo’. Es el yo interno que no conocemos y que nos dice constantemente que somos personas fracasadas, que no tenemos estímulos propios. Entonces, nos miramos al espejo y ese yo interno nos marca las pautas de cómo vivir, qué hacer. Pero nuestro yo interior, que es el que debería estar liderando esa bandera, se achica ante las palabras negativas”.

SE HABLA EN LA IGLESIA

En las reuniones varía la cantidad de participantes y son familiares o amigos de personas que se quitaron la vida, así como otros asistentes que no se reconocían a sí mismos por una baja autoestima. “Hace muchos años trabajamos con el aporte profesional porque cada uno de nosotros somos agentes comunitarios que pueden ayudar a otros a través de la escucha”, dijo Lacuesta a EL TELEGRAFO.

El grupo se reúne los viernes a las 19.30 en el salón parroquial de la basílica desde hace un año. “Muchos piensan que venimos a trabajar con la religión y no es así. Nosotros queremos agradecer al padre Ruben que cedió este lugar y rompió uno de los mitos y es que del suicidio no se habla en la iglesia. Es que antiguamente, las personas que se autoeliminaban eran enterradas en la parte de afuera del cementerio porque no tenían paz y seguían deambulando hasta encontrarla”.

NÚMEROS OFICIALES

El Ministerio de Salud Pública informó de un descenso en los casos de suicidio al cierre del año 2023. “Los números son oficiales pero no corresponden al territorio”, aseguró Lacuesta.
De acuerdo al registro, en 2022 hubo 823 suicidios y en 2023, el Ministerio de Salud Pública informó que hubo 754. Según la Secretaría de Estado, esta última cifra corresponde a un descenso del 8,4%. Lacuesta recordó que “desde enero a esta fecha sabemos que hubo muchos suicidios en Paysandú. Formo parte de una red a nivel nacional y vemos que las estadísticas no son reales”.

En tal sentido detalló que “hay un diagnóstico que habla de la persona que intentó autoeliminarse que no está contabilizada. Después tenemos los casos de las personas que se autoeliminaron y que está contabilizada. Pero tenemos las situaciones de las personas que son internadas, tienen una recuperación y vuelven a tener una recaída y son los intentos fallidos”.

Aseguró que “a este trabajo pueden realizarlo las direcciones departamentales de salud en cualquier parte del país con el Ministerio de Salud que puede controlar el ingreso de una persona por la ley 19.529 ( Ley de Salud Mental), donde hay un artículo que dice que los agentes comunitarios podemos preguntar y hacer un seguimiento para ayudar a la sociedad que no es admitida o escuchada en un centro”.

LA LEY

El artículo 16 del Capítulo V de la Ley 19.529 refiere al abordaje e indica que “en el proceso asistencial se integrarán los recursos comunitarios y se procurará la participación de familiares de las personas con trastorno mental”.
El artículo 17 define el espacio de atención, que “debe realizarse preferentemente en el ámbito comunitario, en coordinación desde ese ámbito hacia los niveles de mayor complejidad cuando sea necesario. Esta atención se realizará en el marco de un abordaje interdisciplinario e intersectorial y estará orientado a la promoción, reforzamiento y restitución de los lazos sociales”.

El artículo 18 declara que “se fomentará el establecimiento de redes territoriales de atención, las que a su vez podrán articular su labor en cada zona con otros recursos existentes que puedan aportar a la promoción y prevención en salud mental”.

“En la atención a la salud hay una falta alarmante de los equipos multidisciplinarios en las etapas de la niñez a la adolescencia. Están haciendo lo que pueden pero tienen que ver cuál es el territorio a trabajar. Porque la ayuda puede estar en todos lados”, concluyó.

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