Cambios notorios en las conductas de los niños y adolescentes deberían motivar consulta al psicólogo

Camila Álvarez.

En los últimos tiempos hay una tendencia creciente a las consultas psicológicas en niños y adolescentes, que podrían explicarse por una mayor visibilidad y conocimiento acerca de la importancia de la salud mental, la cultura de la diferencia y el fenómeno de la patologización y medicalización en la infancia, pero también muy de la mano con los cambios socioculturales que inciden en necesidades reales de ese niño o adolescente no atendidas. Así se desprende de la entrevista que EL TELEGRAFO mantuvo con la psicóloga Camila Álvarez, profesional que se dedica a la atención de niños y adolescentes.

Desde el inicio de la vida, el ser humano “requiere de un otro que responda a todas sus necesidades, no sólo físicas –alimento, abrigo– sino también las emocionales y psicológicas”, observó la profesional. En este sentido, es importante “proteger y atender la salud mental desde el inicio de la vida del niño –y obviamente en todas las etapas de la vida–”, siendo “fundamental en la niñez porque (es cuando) se crean las bases y los cimientos para ese niño que luego se va a convertir en adolescente y luego adulto”, significó. Por tanto, “obviamente que no atender a la salud mental en esa etapa” tendrá una incidencia significativa “en el desarrollo y en el bienestar de ese niño o adolescente”, observó.

Si bien no manejó cifras, reconoció que “hoy por hoy hay un porcentaje bastante más elevado de lo que son las consultas”.
En su opinión, “eso puede deberse, por un lado, (a que) la salud mental y todos los conocimientos al respecto están mucho más visibles o hay mucho más argumento científico” y “conocimiento divulgado en la población” en general y “en los padres” en particular. De modo que “los referentes de esos niños y/o adolescentes” toman “otra postura frente a lo que le está pasando a su hijo, o al sufrimiento, o si está teniendo algún problema en general”, indicó.

“Por otro lado, creo que tiene mucho que ver la cultura de la diferencia que hay, esa persona que se diferencia de los demás y que se tiende a etiquetar, a encasillar, a separar, y también eso está muy referido a ese fenómeno de la patologización y medicalización en la infancia”, subrayó.
En este sentido, apuntó que “si bien se supone que el diagnóstico temprano nos va a ayudar y nos da herramientas para poder aceptar las limitaciones que tienen los niños y/o adolescentes, en realidad, a veces hay como un uso desmedido que por ahí hace que se hable primero del diagnóstico de un trastorno psicológico antes de ver qué es realmente lo que le está pasando al niño, cómo vive, qué está pasando en la casa”. Además, en ese contexto “tampoco olvidar lo que tiene que ver con las condiciones en que viven los padres y las madres en su maternidad, sus horas de trabajo”, que determina que “no están al 100% en realidad”, aunque ello “no es responsabilidad de los padres”. De modo que “muchas veces se cree que los niños y adolescentes tienen como sus necesidades cubiertas” siendo que quizás “no son las necesidades reales que tienen”, consideró.

MOTIVOS DE CONSULTA MÁS FRECUENTES

Consultada acerca de cuáles son mayormente los motivos de consulta en estas edades, Álvarez dijo que “varían mucho pero se pueden resumir en dificultad de aprendizaje en el desarrollo, los problemas de conducta”. También es importante “ver cómo llegan esos niños a la consulta”. Hay casos que “llegan motivados por los padres, muchas veces por la escuela, el colegio o el liceo, que son niños o adolescentes que no atienden, que tienen falta de límites, que no se adaptan a ciertas condiciones” de su centro educativo. En otros, los progenitores consultan por dudas o preocupaciones puntuales como “por algún cambio en el ámbito familiar, un divorcio, algún duelo, la llegada de un hermano”. También se ven en la consulta “niños que ya vienen con un diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), algún problema de aprendizaje, como dislexia”, citó. Aclaró que “algún problema de aprendizaje, TDAH, puede ser retraso madurativo, puede ser ansiedad, y otras cosas”.

También se ven de forma frecuente “los problemas de conducta”, como por ejemplo “la ira excesiva, que no puede gestionar sus emociones, conductas irruptivas que pueden ser en el aula o en todas las actividades, agresividad, retraimiento”, y además pueden verse dificultades para el relacionamiento social, entre otras, explicó.

LA COMPLEJIDAD DE LA ADOLESCENCIA

En la adolescencia, “también se le suman otros desafíos y dificultades que tienen que ver con la etapa vital de los adolescentes”, como autoestima, aceptación social, sexualidad, adicciones, conflictos familiares –que a esa edad como que son más notorios– “y lo que sí se ve también es la ideación suicida y los intentos de autoeliminación en los adolescentes”, citó.

“Lo que pasa en la edad adolescente es que ese niño deja de ser niño, se empieza a preparar para ser un adulto, pero todavía no es un adulto, entonces no piensa como un adulto”, explicó. En esta etapa, muchas veces “las cosas que los padres le dicen, no las encuentra como muy coherentes, entonces el adolescente empieza como a ver afuera de la casa, en los amigos” e incluso en personas adultas pero del entorno extrafamiliar, en referentes como puede ser un docente, con quienes “empiezan a empatizar”. Y, a la vez, “y por el contrario como que no les cae muy bien lo que los padres les dicen”, aceptar “los límites”, por lo que en esta etapa “es bastante complejo”, afirmó.

ACCESO LIMITADO A LA ATENCIÓN PSICOLÓGICA

Aunque la psicóloga Álvarez no trabaja en salud pública, en su opinión “hoy por hoy hay acceso limitado” a la atención psicológica. Al ser consultada respecto a qué tan accesible es la atención en esta materia, agregó que “podés acceder, pero muchas veces tenés que pasar por diferentes comités para que te sea aprobada la atención”. Además, “muchas veces la gente no consigue enseguida un turno”, obteniendo la consulta quizás para dentro de un mes cuando “hay casos que no pueden eperar mucho tiempo. Entonces ahí, a veces, la gente recurre a lo privado”, pero la realidad es que por el factor económico muchos no lo pueden hacer, admitió.

UN AVANCE: AYUDAS EXTRAORDINARIAS BPS

En este escenario, “lo que sí hoy en día está teniendo bastante trascendencia” son las ayudas extraordinarias (Ayex) del BPS, a través de las cuales y cumpliendo una serie de requisitos, se puede acceder a instituciones especializadas en alteraciones en el desarrollo. “Trabajo en dos centros que tienen convenio con BPS, a partir del cual al niño, luego de una aprobación de los técnicos, se le concede la cobertura a un tratamiento”, cumpliendo una serie de condiciones para ser beneficiario de ese programa. En su visión “hoy hay mayor acceso a través de lo que se llama Ayudas Extraordinarias. Se viene implementando y es un avance porque personas que en otro momento no podrían haber accedido a un tratamiento para su hijo o hija, ahora sí lo pueden hacer”, valoró.

CONSULTAR ANTE CAMBIOS NOTORIOS

Preguntada sobre cuáles deberían ser las señales que deberían motivar a la consulta, la profesional respondió que “hoy por hoy creo que no tiene que pasar mucho; no tenemos que esperar a las últimas consecuencias como para poder consultar”.
Tras aclarar que “va a depender de la edad”, mencionó que “cuando nosotros vemos cambios notorios en nuestros hijos, por ejempo si ves que el niño empezó a tener algún inconveniente que antes no tenía” como “un retraimiento que antes no existía, estos cambios abruptos, podrían ser motivo de algo que le está pasando en la casa o fuera de la casa, en la escuela” y “sería como una motivación importante para que los padres consulten”.

“En la adolescencia es distinto porque es normal dentro de ciertos parámetros que el adolescente empiece a cambiar”, señaló, a la vez que alertó que igualmente ello “no significa” que por encontrarse en esa etapa “yo voy a ver ciertas señales y las voy a pasar por alto”.

En ese sentido insistió que “es importante tener en cuenta la edad, pero también que ante cualquier situación de cambio que a nosotros nos alerte que algo está pasando, poder consultar”.

Aunque puede tratarse de “algo pasajero”, siempre “es mejor salir de dudas y poder consultar ante cualquier tipo de cambios en ese niño o adolescente”, concluyó.

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