Exceso de sal, riesgo cardiovascular por hipertensión arterial y Alzheimer

Doctores Luaces y Curbelo en ADAP.

La hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular mayor, por tanto también lo es para el Alzheimer, ya que su génesis es multifactorial. Este año, la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular sensibilizó sobre el exceso de sodio en la alimentación bajo el lema “Libérate del exceso de sal”.
Desde Atención de Alzheimer Paysandú (ADAP), los doctores Marcelo Luaces y Gustavo Curbelo explican la necesidad de identificar “cómo son nuestros hábitos con respecto al consumo de sal, y modificarlos”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se consume –en promedio– el doble de la cantidad recomendada, que es 5 gramos al día.
“El agregado de sal a los alimentos, y el gusto al que estamos habituados, se origina desde nuestra temprana infancia, en relación con los alimentos que consumimos. Esto por una parte nos da la oportunidad de generar en nuestros niños, hábitos de consumo de alimentos con poca sal, y por otra parte, es una oportunidad de revisar cómo han sido nuestros hábitos de consumo de sal y la preparación de alimentos en nuestra vida en general. Porque muchas veces tendemos a repetir patrones de alimentación que no necesariamente son los que más benefician nuestra salud”, explica Luaces.
Sin embargo, “el hábito del consumo de sal en exceso, al igual que otros hábitos, puede modificarse. Pero para eso, lo primero es identificarlo”.
Este consumo excesivo de sodio está asociado a cifras elevadas de presión arterial. “La presión arterial elevada es una enfermedad en sí misma, y es a su vez un factor de riesgo para otras enfermedades del sistema cardiovascular, del riñón y del cerebro. En Uruguay, la hipertensión arterial afecta a casi el 40% de la población adulta, de los cuales el 60% desconoce esta situación. La hipertensión arterial puede ser una enfermedad silenciosa que se desconoce, hasta generar consecuencias graves. Las enfermedades hipertensivas son la cuarta causa de muerte entre las enfermedades cardiovasculares en el Uruguay”.

La magnitud de la sal

Luaces explica a Pasividades que “un estudio reciente que incluyó 133 estudios y más de 12.000 pacientes demostró que la magnitud de reducción de la presión arterial lograda, al disminuir la ingesta de sal, es dosis dependiente. A mayor reducción de sal en la dieta, se logra mayores descensos de la presión arterial. Esta respuesta fue mayor en poblaciones de mayor edad, en aquellos con presiones más altas y en poblaciones no blancas”.
La sal se compone de un 40% de sodio y el resto cloro. “El sodio también se encuentra en los alimentos naturales, en varios compuestos culinarios y es un elemento ‘ión’, que participa en varias funciones en el organismo. El exceso de este sodio, como de otros iones, puede ser difícil de eliminar, e ir causando deterioro en las funciones vitales sin que esto sea percibido”. Así, se asocia al exceso de sodio con la presión arterial elevada y otros trastornos de salud. “A través de estudios, la OMS ha podido establecer un máximo de ingesta diaria de sodio más o menos segura –para personas sanas– que, de mantenerse, no predispondría a enfermarnos. Este límite máximo, para personas sin patologías se estableció en 2.000 miligramos de sodio, y siendo la sal y los productos que lo contienen, las principales fuentes de sodio, se calculó que equivalen a 5 gramos de sal”.

Problema mundial

El consumo de sal en exceso es un problema mundial. “Se estima que se ingieren al día cerca de 10 gramos. Es casi el doble de la recomendación de la OMS y este sodio del día proviene de productos envasados o procesados que consumimos prontos o los usamos como ingredientes en caldo en cubos o deshidratados, salsas, mayonesa, soja, kétchup, fiambres, quesos, masas de tarta, y otros saborizadores con sal. También en las comidas fuera del hogar, pan y productos de panadería y en la sal del salero que agregamos al cocinar y en el plato”.
Luaces asegura que hay formas de consumir menores cantidades de sal y menús de ricos sabores. “Existen muchas maneras de dar sabor a nuestras comidas. Por ejemplo, con hierbas aromáticas. Se pueden probar diferentes sabores y habituarse a las hierbas para no incluir tanta sal en las preparaciones para que sean ricas”.
Ejemplificó que “la cebolla, el ajo, el limón, la pimienta, son sustitutos ideales. El pimentón ahumado y la mostaza en polvo agregan y realzan sabores. Las hierbas aromáticas son una fiesta de aromas para combinar y volver a probar. Es posible tenerlas frescas, en macetas como la albahaca, perejil, orégano, eneldo, menta o ciboulette”.