Incorporación al SNAP de Islas del Queguay será en dos etapas

Pocos días atrás el ministro de Ambiente Adrián Peña adelantó que el Sistema Nacional de Áreas Protegidas accederá a la inclusión propuesta por las organizaciones civiles sanduceras Gensa y Paysandú Nuestro, de un área conformada por islas y costa de la desembocadura del río Queguay en el Uruguay. Al respecto, en diálogo con EL TELEGRAFO, el director Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, Gerardo Evia, dio otros detalles, entre ellos cómo se dará el proceso de inclusión, que tendrá dos etapas.
El funcionario señaló que el planteo viene del período pasado y cuando asumió el actual gobierno se lo incluyó entre las prioridades y recordó que “de hecho ya tuvo un trámite que está previsto en la ley, que es la presentación ante la Comisión Nacional Asesora de Áreas Protegidas”, integrada por varios ministerios y representantes del sector agropecuario y las asociaciones civiles. “La anuencia preceptiva de esa comisión asesora es un requisito de la ley para poder considerar un área a incorporar”, y esa instancia se cumplió en diciembre. Ahora restan etapas técnicas para que se llegue finalmente a un decreto del Poder Ejecutivo que incorpore el área al Sistema Nacional.

ÁREA

Evia describió que “se incluyen cinco islas en la desembocadura del Queguay, la Isla Grande del Queguay, la Isla Chica, la isla del Varillal, la Isla de San Francisco y la Isla San Miguel. La superficie en islas es aproximadamente de unas 2.000 hectáreas. En la mayoría de los casos son de propiedad fiscal, digamos”.
La propuesta tiene también una parte en “tierra firme”, que consiste en una 10.000 hectáreas de bosque, “básicamente abarcando la superficie de bosque ribereño de la costa Este del río Uruguay”. Este es justamente uno de los valores más importantes que se busca conservar. “El bosque ribereño del río Uruguay es uno de los corredores más importantes remanentes, que además conecta con los márgenes de la desembocadura del Queguay y de hecho se establece ahí un corredor con los bosques, que termina en el área protegida Montes del Queguay. Es un área que tiene relevancia por eso”, afirmó el director. También destacó los humedales comprendidos en el proyecto, incluso los que están en las propias islas “que tienen una conformación muy particular” y en el “área continental” se destacan también “algunas zonas de bosque-parque que es una formación característica, que se desarrolla sobre suelos de blanquiales, con especies típicas”.

DOS ETAPAS

Evia adelantó a EL TELEGRAFO que están pensando en “hacer un ingreso al sistema en dos etapas: una primera etapa incluiría las islas de propiedad fiscal, que de alguna manera permiten un ingreso al sistema por una vía más rápida”. Alcanza con una resolución. Los campos privados quedarían para una segunda etapa. “Eso requiere de alguna manera validarlo con audiencias públicas, donde los particulares sean informados de lo que va a implicar la incorporación al sistema, hay un trabajo más cercano con los propietarios de los predios privados que están involucrados en la propuesta”, explicó. No obstante aclaró que “el trámite es uno solo, la propuesta es una sola, pero se puede avanzar y eso es lo que vamos a tratar de hacer rápidamente este año”.

TURISMO

El director indicó que uno de los factores que ha incidido en que se le haya dado prioridad a la inclusión de estas islas en el sistema es la presión a la que están expuestas por el “turismo desordenado” que se da hoy en la zona. “Esa es una de las cosas que surge desde el análisis de amenazas que están en la propia propuesta y que justifica establecer medidas de protección, porque si las islas estuvieran deshabitadas y sin presión no habría mucho apuro por incorporarlas al sistema, porque todo esto también tiene costos para el Estado”, planteó. Se entiende que “esa presión turística desordenada genera impactos sobre la naturaleza, sobre los bancos de arena donde nidifican especies de aves, generando problemática de residuos, caza furtiva, tala. Sabemos que eso está ahí y es parte de los desafíos”, dijo Evia.
En este sentido manifestó que lo que se pretende es establecer una protección que sea verdaderamente efectiva, “establecer medidas de protección que puedan ser realmente ejecutadas. Eso requiere recursos, de alguna manera a veces nos vemos limitados a avanzar en incorporar nuevas áreas al sistema nacional de áreas protegidas porque tampoco sirve tener áreas de papel”.
Además de las Islas del Queguay el SNAP incorporará también este año al Potrerillo de Santa Teresa, “que es un área en Rocha que ya viene siendo gestionada como área protegida, pero no está en el sistema”. El director aseguró que en esta fase “no estamos esperando incorporar muchas más áreas, sino consolidar y transformar en áreas con una buena gestión”.
Lo otro que se pretende es avanzar en los planes de manejo de las áreas ya incorporadas, como Montes del Queguay, de la que esperan aprobar el plan para mitad de este año.

GUARDAPARQUES

Para poder garantizar la protección se necesita incorporar además personal que trabaje en el territorio. “Hay que preverlo, más allá de las coordinaciones que siempre tratamos de hacer con los organismos públicos, como en este caso la Armada, la Prefectura, habrá que disponer. Eso es parte de lo que se establece en el proceso de incorporación: presupuestar y visualizar la contratación de guardaparques”. También hay que dotarlos de medios, “porque hay que subirse a la lancha, ir y venir, y eso requiere cierta inversión, que está dentro de la planificación”.

ACTIVIDADES

Resulta evidente que la confección de un plan de manejo llevará algún tiempo todavía. No obstante ya quedarán delineadas algunas actividades que se podrían realizar y algunas que se limitarán en el área. Evia no considera que se deba prohibir la actividad turística en el lugar. “Un uso turístico ordenado es razonable que ocurra, si hay un uso turístico, si hay la posibilidad de ponerlo en valor, de forma ordenada, transformándolo en un turismo de naturaleza, que permita valorar estas cuestiones, parece ser una de las actividades admisibles y eventualmente a promover”, dijo.
Con respecto al “territorio continental”, como lo mencionó, “ahí hay otras amenazas posibles, además de la caza furtiva que ocurre en todos lados, hay posibles cuestiones vinculadas con el uso agropecuario. Ahí habrá que articular con los productores de forma amigable y que permita hacer un uso agropecuario sustentable sin afectar recursos y también poniendo en valor la función agropecuaria derivada de esa zona”.