El jueves de esta semana que dejamos atrás, el Reino Unido acaba de ser estremecido por un terremoto electoral, que los analistas políticos interpretan como un adelanto de lo que se viene.
Lo cierto es que la oposición laborista ha dado al gobierno de Rishi Sunak un severo revés electoral en estas elecciones parciales, o by-election. Son instancias que se producen cuando un diputado renuncia o, más traumático aún, es forzado a renunciar anticipadamente a su banca en medio de un mandato legislativo.
En esta ocasión, se ponía en consideración el reemplazo de Nadine Dorries, que fuera una leal y muy fiel aliada de Boris Johnson. Para darle dimensión a la legisladora, según la prensa inglesa, Nadine anunció su decisión de abandonar la Cámara de los Comunes cuando supo vía indirecta que Sunak no habría de ratificarle el título de “dama” que anteriormente le había otorgado Boris, su amigo, antes de abandonar Downing Street, en un derrumbe político recordado.
También estaba en juego la sucesión de Chris Pincher, quien fuera secretario de estado y provocara la renuncia definitiva de Johnson, cuando alcoholizado tomó “por los genitales a dos jóvenes asistentes del Partido Conservador, en un “afamado club para caballeros” del Londres nocturno.
Sorpresa y media
Las dos bancas arrastraban fuertes polémicas y el prestigio de quienes pasaban a retiro había llegado a niveles de desprestigio sin antecedentes. La incertidumbre, para casi todos los analistas e incluso para varios de los candidatos, es que se trataba de dos políticos de larga trayectoria, ocupando posiciones super estables y en zona considerada segura para los conservadores desde hace varias décadas. Pero esa sensación de certezas históricas sin análisis de la coyuntura produce estas sorpresas. También esas consideraciones son propias de una vorágine política que se ha devorado cualquier plan y se ha centrado en la sobrevivencia. En el caso inglés, las renovaciones del liderazgo en el gobierno se procesaron evitando llegar a la instancia electoral para no enfrentar una eventual derrota.
Así las cosas, en Mid Berdfordshire ganó el laborista Alistair Strathern donde la derecha se había eternizado en las urnas desde el año 1931. Aún más severo el cambio si solamente repasamos que en las anteriores elecciones se habían despegado, alcanzando una brecha de algo superior a los 24.000 votos. En la larga historia de victorias locales, la derecha no imaginaba tal desplome, ni que el laborismo tuviera alguna posibilidad. Pero esas conclusiones olvidaron poner atención a los despropósitos recientes. Ahora, el candidato de la izquierda se ha impuesto por una diferencia también de similar magnitud, una brecha de 2.000 sufragios. Ni el más optimista de los victoriosos laboristas imaginaban alcanzar.
Contentos
De sorprendidos a profetas. Los laboristas celebraron su victoria, incluso hasta algo embriagados de felicidad: “ha sido un resultado espectacular que demuestra cómo el laborismo vuelve a ser contemplado como un partido al servicio de los ciudadanos, y que ha rediseñado el mapa político del país”. Así de exultante hablaba Keir Starmer. Y concluía que “lograr la victoria en estos bastiones conservadores significa que los votantes desean mayoritariamente un cambio, y que están dispuestos a depositar su confianza en nuestro partido, después de haber cambiado”.
Starmer parece alineado a las mayorías reformistas del laborismo, una suerte de retorno al estilo moderado de Tony Blair. Estas dos victorias han reforzado el clima positivo de una contundente próxima victoria electoral.
En el otro distrito en juego anticipado, el de Tamworth, tiene un historial algo más cambiante, y en general ha espejado el clima electoral de la nación.
Así, cuando los conservadores obtuvieron en el año 2019 la gran victoria de Johnson y su Brexit, lograron aquí una ventaja de casi 20.000 votos sobre los laboristas. Pero las cosas cambiaron y en la noche del jueves, la candidata de la izquierda, Sarah Edwards logró superar a los conservadores en más de 1.300 sufragios. Parece que los votantes de Tamworth volvieron a la vieja senda laborista, después de la experiencia frustrante de haberle otorgado a Boris Johnson una mayoría que sumó para el traumático divorcio con la UE. Lo cierto es que la candidata Edwards logró revertir aquella frustración, dando un giro del 24% en aquella tendencia.
Sarah Edwards no demoró nada en lanzar el desafío, y lo hizo sin contemplaciones: “mi mensaje al primer ministro es: móntate en tu coche oficial, vete al Palacio de Buckingham, y haz lo único decente que puedes hacer, que es convocar unas elecciones”.
Se anticipan cambios
Desde la página de análisis de la BBC, parecía quitársele dramatismo al resultado del laborismo. Con frases como “el partido en el gobierno rara vez gana unas elecciones parciales”, “los electores suelen usarlas como expresión de castigo y protesta”. Aunque con poca disposición, concluía que “había razones muy concretas para el voto de castigo”, en obvia aunque opaca referencia al escándalo sexual protagonizado por el exdiputado Pincher
Pero John Curtice, uno de los principales analistas electorales del Reino Unido, fue más concluyente, sin atenuantes: “lo verdadero es que ambas derrotas no son menores para el gobierno”. Y agregó, que “ningún ejecutivo había perdido frente a la oposición en una circunscripción tan segura como lo es Tamworth”. Y aún advirtiendo que es muy precipitado para hacer anuncios, “es obvio que estamos hablando de unos giros electorales extraordinarios”.
Las próximas elecciones generales del Reino Unido serán las primeras que se desarrollen durante el reinado de Carlos III. De acuerdo con la ley, deberán celebrarse a más tardar en enero de 2025, después de que la Ley de Disolución y Convocatoria del Parlamento de 2022 derogara la Ley de Parlamentos de Plazo Fijo de 2011.
Ya el viernes el tono electoral resultó otro. Los laboristas empezaron a planificar sus alianzas internas con más detalle y a planificar las respectivas campañas con más detenimiento.
El viraje del electorado hacia posiciones más centristas parece ser una realidad inexorable, aun cuando a la hora de marcar perfiles, algunos legisladores parezcan algo más a la izquierda. Pero cautos, ya sería alentador que el Reino Unido rediscutiera su azaroso brexit y las arremetidas populistas, cuyas consecuencias han sido de alto costo e inestabilidad política. → Leer más