El proyecto de la UdelaR “Identidades ocultas en el Monumento a Perpetuidad”, cuyos resultados fueron presentados el pasado viernes en una conferencia llevada adelante en la capilla de ese cementerio-museo, concluyó que luego de estudiar algunos cráneos conservados en el osario, existen altas probabilidades de que muchos de esos cadáveres pertenecieron a contendientes de la Defensa de Paysandú.
El estudio estuvo a cargo de los doctores en ciencias biológicas, Mónica Sans y Gonzalo Figueiro, de la magíster en antropología forense Alicia Luisardo, y de la licenciada Ana Clara Segovia, además de Sofía Cáceres, Valentina Sosa y Lorena Lambiaso, quienes no estuvieron presentes en este encuentro colmado de público, entre el que se encontraba el intendente Nicolás Olivera.
“Esto fue una idea que surgió en un curso de la Facultad de Humanidades, en uno avanzado de antropología biológica, donde participan estudiantes de antropología biológica y de biología humana. Cada estudiante debía llevar alguna idea para algún proyecto que se pudiera hacer. Y el proyecto que triunfó fue el de Ana Clara Segovia, que presentó la idea de trabajar aquí en el osario”, comenzó diciendo Mónica Sans. Agregó que este proyecto resultó ser premiado, y a través del cual lograron financiarlo, por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la UdelaR.
El objetivo en este caso era sondear si las personas que se encuentran enterradas en el osario de Monumento a Perpetuidad podían corresponder a aquellas que murieron durante la Defensa de la ciudad.
En el osario, construido en 1854 y ubicado al lado de la capilla, junto a un pino, esperaban encontrar mayoritariamente hombres, “puesto que se sabía por fuentes históricas” que mujeres y niños se habían ido; y también encontrar lesiones traumáticas. “La primera tarea era venir y bajar al osario. Una vez que logramos acceder, vimos una planta circular, y ahí había tierra entremezclada con huesos. Alguien, que no sabemos quién, puso muchos cráneos ordenados alrededor, en la periferia. De allí sacamos 13 cráneos para el muestreo, con la idea de hacer todo el estudio: biológico, sexo, edad, traumas, y la parte genética”, explicó Sans.
Sacaron esos restos y los llevaron a analizar “someramente”, mediante la observación profunda y el análisis de ADN –algo bastante complicado de lograr cuando es una muestra antigua–, para luego devolverlo “exactamente” todo como estaba en el foso que conforma el osario, en el que se cree se arrojaron más de cien cadáveres, no solo defensores o atacantes de la contienda bélica de fines de 1864.
El documental emitido durante esta presentación, realizado por Usinas Culturales del Ministerio de Educación y Cultura, detalla información que se desprende del estado de los cráneos, algunos con signos de violencia.
Un individuo, al que no se le pudo determinar el sexo, de entre 39 y 45 años de edad, presentó fracturas radiales que podrían indicar posible trauma perimortem. En otro, entre 35 y 39 años de edad, se observó un posible trauma en el hueso frontal izquierdo, y “se interpreta como una lesión de fuerza, probablemente producida por un elemento grande y a gran velocidad”.
En otro, cuyo ADN arrojó una ancestría indígena, de entre 39 a 43 años de edad, presentó dos probables heridas: debido a la forma de los orificios, la caracterización y el desprendimiento en ambas partes, es posible que se tratara de una herida infringida con un elemento contundente.
El reporte “Identidades ocultas en el Monumento a Perpetuidad” asentó que, según la muestra, los estudios de ADN concluyeron que el 60% es indígena, el 20% europeo y 20% africano. En cuanto al sexo, 9 fueron identificados como hombres, 3 como mujeres y uno indeterminado. → Leer más