Nunca resulta sencillo presentar a Carlos Blanco Fadol. Etnomusicólogo, compositor, multiinstrumentista, cantautor, poeta, escritor, coleccionista de instrumentos étnicos, fundador de museos; es todas esas cosas y muchas más, sin encasillarse en ninguna. Por eso, prefiere definirse como “un caminante. Es una filosofía de vida, una manera de ser que incluye muchas artes”, dice. “La naturaleza me ha dado esa facilidad para poder abarcar muchas facetas artísticas, ya sea escribir, hacer música, inventar, crear nuevas metodologías…” Conversamos con él en el auditorio de la Biblioteca Departamental “José Pedro Varela”, a la cual llegó para entregar algunos libros, con el fin de completar la bibliografía de su autoría disponible en la institución. Radicado desde hace muchos años en España, había llegado esa mañana a Paysandú, la ciudad donde nació. Había llegado al país en enero, para trabajar en un proyecto que se desarrollará a partir del lunes, en Montevideo, en el cual aplicará la metodología musical para discapacitados visuales que ha creado y que viene difundiendo desde hace varios años.
UNA METODOLOGÍA MUSICAL NOVEDOSA
El sistema que ha creado apunta a que grupos de invidentes “puedan tocar música en un tiempo récord, con instrumentos especiales que he adaptado”, afirma. “También incluye la fabricación de instrumentos musicales, con unas herramientas especiales que he inventado para que la persona no corra ningún peligro de lesionarse. De esa manera están protegidos, y tienen la seguridad total de poder fabricar instrumentos de caña, que es lo más fácil, para poder manejarlos por sí mismos”.
Para interpretar música con este método, cada persona ciega posee un instrumento —una marimba portátil— que produce una nota musical. En conjunto, todos tienen notas diferentes, y se van combinando según el orden que establecen las diferentes canciones. La guía principal es una partitura numérica, en la cual Blanco Fadol va señalando las notas, que son percibidas por guías colaboradores que, con una leve presión en el hombro izquierdo, le indican a las personas ciegas cuándo deben accionar su instrumento.
La metodología del sanducero se viene aplicando en España, México, Uruguay, Perú y Chile. Hace poco viajó a Brasil, donde también hay interés, y en mayo viajará a Rumania, para iniciar allí otro proyecto. El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) supo de todo esto a través de la Embajada de Uruguay en España. A fines de 2023, una resolución firmada por el ministro Martín Lema, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) declaró de interés ministerial la propuesta, motivando la visita de su creador, para ponerla en práctica.
“Las clases no podían iniciarse en enero, lógicamente, porque estaban de vacaciones. Así que empezarán esta semana, en el Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Visual ‘Tiburcio Cachón’, en Montevideo”, detalló Blanco Fadol. La experiencia se desarrollará durante 3 días, en sesiones de tres horas, “o sea en 9 horas. Con personas que no conozco, que no he visto, que no sé si saben música o no, en esas nueve horas vamos a tocar seis canciones perfectas, y vamos a dar un concierto”.
Ante afirmaciones como esta, hay quienes pueden manifestar incredulidad. Basándose en su experiencia, Blanco Fadol afirma que “el resultado es cien por ciento perfecto. Los que tengan dudas pueden entrar en Internet y ver lo que tenemos allí” (https://www.youtube.com/watch?v=IqNYumT4Rxs). Estos resultados son posibles al tratarse de un sistema “completamente diferente a lo que habitualmente se conoce en el aprendizaje musical. Aquí no se trata de crear virtuosos, ni eruditos de la música. Se trata de que las personas ciegas puedan tener la posibilidad del disfrute de la música”.
El sanducero hace constar también que no recibe ninguna remuneración por su trabajo. “Lo hago cien por ciento de manera altruista”, dice, y cita un pensamiento extraído de uno de sus libros: “La satisfacción que provoca el hecho de ayudar al prójimo es una acción de tal magnitud, que te deja en deuda con la persona a quien has ayudado”.
DOCUMENTAL EN MARCHA
Otra novedad anunciada es que Blanco Fadol ha recibido la propuesta de hacer una película documental sobre su vida y obra, que se ha desarrollado en diversos puntos del planeta. “La directora es una sobrina mía, Patricia Méndez Fadol. Es una directora de cine con una visión muy interesante, que ha hecho unos documentales brillantes, relacionados con el Palacio Salvo y con otros temas”. Los primeros registros fílmicos se harán en estos días, durante la experiencia en el Centro Tiburcio Cachón. Luego se filmará en Paysandú, “y después se van a ir a Europa, para hacer otras tomas en lugares de España y también en algún otro país”.
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