Solicitada: Delgado y el síndrome del presidenciable

El síndrome del presidenciable es aquella patología generada por quienes se presentan como candidatos a presidente y en ese proceso realizan afirmaciones que saben de antemano no tienen seguridad de que podrán realizar, como por ejemplo, “se acabaron los aumentos de tarifas y combustibles” o “en mi gobierno no habrá aumentos de impuestos”.

Si bien este es un síndrome que no distingue partido político, en las anteriores elecciones tuvo al presidente Lacalle como uno de sus principales expositores con esa promesa del famoso fin del aumento de tarifas, algo que obviamente siendo gobierno no podría concretar.

En esta ocasión quien arrancó temprano con síntomas del síndrome es el presidenciable y recién renunciado exsecretario de Presidencia, Álvaro Delgado, quien es el candidato por el gobierno con mayores chances de acceder al balotaje y eventualmente gobernar.

“Si nos toca gobernar, no vamos a subir los impuestos” dijo firme el candidato nacionalista, algo que a cualquier ciudadano le endulza el oído, pero la pregunta es: ¿realmente afirmarlo a 1 año de la elección y a 1 año y medio de asumir, es responsable? ¿Podemos tener certeza que en los 5 años eso no será necesario? La respuesta es no, claro que no, y para ejemplo, tenemos al presente gobierno.

En 2019 cuando había campaña electoral, el actual presidente Lacalle nos prometía con más o menos las mismas palabras que no existirían aumentos de impuestos, y esa frase quedó en el camino en tan solo 2 meses de gobierno, cuando mediante modificaciones en las deducciones del IVA se dio un aumento de impuestos que implicó una recaudación extra del Estado, lo mismo sucedió mediante un cambio de criterio a través del IRPF, que implicó una mayor recaudación del Estado, esto, sin considerar los impuestos aplicados en tiempos de pandemia.

Pero la promesa de Delgado no queda ahí, él también nos insiste en que, de existir la necesidad, el ajuste iría por la reducción del gasto del Estado, y no por los impuestos; y ante esto, nuevamente, la realidad, la porfiada realidad nos dice que no.
Actualmente el gobierno nacional tiene el gasto público –ese que Delgado habla de ajustar–, en los niveles de déficit fiscal más alto de los últimos 30 años (4,4%), con una deuda externa mayor a la de 2019, y eso que aún no estamos en año electoral, lo que hace pensar que en 2024 ese déficit, esa deuda, se disparará aún más, porque las elecciones son un momento donde a los gobernantes les interesa gastar. Por tanto, eso de ajustar el gasto tampoco estaría siendo una realidad.

Y Delgado como dirigente político, ¿qué ejemplo nos ha dado? Ninguno.

Delgado como referente, figura máxima de la 404, es el principal responsable de quienes hoy están en el gobierno de Salto Grande, ese punto de escándalo, donde por mayoría del parlamento se les exigió la renuncia, donde se les votó que todos los ediles renuncien a sus trabajos por cuotas electorales, y de aproximadamente 40, solo 1 renunció, un ejemplo muy malo a la hora de hablar de ahorro de gasto público del que Delgado habla como promesa electoral.

Es claro, a Delgado le afectó el síndrome del precandidato, algo peligroso para quienes pretendemos una campaña con propuestas serias, posibles y no solo promesas que nos endulzan el oído. A los votantes del próximo proceso, no crean si cualquier político promete no ajustar tarifas e impuestos, porque es muy probable que cuando esté en el gobierno definitivamente no lo vaya a cumplir.

Cr. Emiliano Molinari
Partido Socialista Paysandú-Frente Amplio