Hablemos de esto

La fecha del 10 de setiembre, “Día mundial de la prevención del suicidio”, fue establecida con el objetivo de sensibilizar y poner en la agenda este tema tan significativo para la salud pública. De hecho, aunque sea en titulares, este año ha estado sobre la mesa en el debate de la campaña electoral el tema de la salud mental. Podría y debería tener algo más de atención, pero al menos no ha quedado en el olvido como otras veces, porque es de esos problemas de fondo que tiene nuestro país y hay consciencia sobre que lo que se ha hecho hasta ahora, que no ha sido poco, no ha traído los resultados esperados, o los necesitados.
Las campañas y actividades que se realizan alrededor del mundo el 10 de setiembre, se orientan en el mismo sentido que los esfuerzos globales para diseñar políticas y estrategias que contribuyan a reducir las tasas de suicidio y brindar apoyo a quienes lo necesitan. Este año el lema propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio fue “Cambiar la narrativa”. En él se pone el foco en fomentar “una cultura de comprensión, apoyo y solidaridad con aquellas personas en riesgo”, en el entendido de que la narrativa que rodea al suicidio “es clave para derribar estigmas y generar un espacio de escucha, ayudando a quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad”.
De esta forma, el Ministerio de Salud Pública (MSP) ha definido una Estrategia Nacional de Prevención del Suicidio 2021-2025, en el contexto de la cual ha desarrollado diversas acciones siempre con el propósito de reducir las tasas de suicidio “a través de un enfoque multisectorial”.

En una publicación realizada por la cartera con motivo de este día, el programa de Salud Mental del MSP destacó algunas de las principales acciones que se han implementado. Están dirigidas tanto a personas en situación de riesgo como a sus familias, explica, y es importante repasarlas, para conocer a qué se puede acceder, porque muchas veces el problema no está en la efectividad en sí de las medidas, sino en que estando los servicios disponibles, los usuarios, las personas en definitiva, no lo conocen, o no saben cómo acceder.
Entre estas medidas destaca la “reducción de barreras económicas para el acceso a tratamiento”: en ese sentido “se redujo el copago de los abordajes psicoterapéuticos para las personas que han tenido intentos de autoeliminación, lo que facilita el acceso a la atención psicológica”. En la misma línea va la medida de “Medicación accesible”, por la que se eliminó y/o se reguló el costo de diferentes medicamentos esenciales en el tratamiento de depresión y ansiedad, con la intención de facilitar el acceso a la medicación a las personas que lo requieran. Se estableció asimismo una ampliación de la cobertura en abordajes psicoterapéuticos y psicosociales a personas de hasta 30 años. Además se implementó un monitoreo constante “para asegurar que los prestadores del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) cumplan con el protocolo de atención y seguimiento de personas con intentos de autoeliminación”, lo que garantiza “una atención adecuada y oportuna a quienes lo necesitan”. Del mismo modo en las metas asistenciales para 2024-2025 se incorporó un indicador que establece medidas de seguimiento inmediato para afiliados que hayan tenido un intento de autoeliminación. Incluye “la entrega de información a referentes afectivos, seguimiento telefónico a las 48 horas posegreso, atención ambulatoria en un máximo de siete días y una llamada de seguimiento a los 30 días”. Ya se había incluido entre las Metas Asistenciales 2022-2023 el indicador de detección de depresión posparto en mujeres primerizas. Se elaboró además una guía clínica para el abordaje de la conducta suicida, así como una guía de recomendaciones para el proceso asistencial de personas con ansiedad y depresión, “garantizando un abordaje integral y basado en evidencia científica”.

Claramente no se puede decir que no se esté haciendo nada, por el contrario, son muchas las acciones que se están instrumentando, además de las ya mencionadas, también se está trabajando en el fortalecimiento de las capacidades “de los profesionales de la salud, agentes comunitarios y otros actores clave en la prevención del suicidio y el manejo de situaciones de riesgo”, con la implementación, por ejemplo, de un curso virtual titulado “Problemas frecuentes de salud mental: herramientas para su detección y manejo en el Primer Nivel de Atención” y otro titulado “Prevención de la autolesión y el suicidio: empoderamiento de los profesionales de atención primaria de salud”. Además de materiales y cartillas que sirven de apoyo y de medio de difusión de las herramientas disponibles a las que recurrir. Pero no alcanza. Menciona además el MSP que se está planificando una línea de investigación específica sobre la conducta suicida en Uruguay, con la que “buscará generar conocimientos actualizados y basados en evidencia para optimizar las políticas públicas y las acciones de prevención”.
También, conociendo la relevancia que en estos temas tienen los aspectos sociales, y reconociendo en ese sentido el rol “fundamental que tienen los medios de comunicación en la prevención del suicidio”, el ministerio elaboró una cartilla de orientaciones para una cobertura responsable de la temática, que sigue las recomendaciones de la OMS y de técnicos expertos en la materia, que ofrece “lineamientos para una difusión adecuada de noticias relacionadas con el suicidio, con el objetivo de evitar el sensacionalismo y fomentar una narrativa más empática y preventiva”. Se puede descargar mediante el código QR y qué importante sería que todos quienes tenemos la responsabilidad de la comunicación, al menos le demos una leída.
El tema es importante y en él todos tenemos un papel para jugar, hablar al respecto, informarnos, intercambiar, es una forma de aportar.