Noticias relacionadas al entretenimiento y la farándula en el mundo, Uruguay y Paysandú en particular.
Los que esperan y desesperan en Argentina
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Son las que tenemos los descendientes de inmigrantes italianos, por toda la contribución que aportaron para la evolución de la ciudad de Paysandú.
En estos días recordamos los 161 años de la Declaratoria de Paysandú ciudad, y en este año se cumplen los 150 años de la Sociedad Unione e Benevolenza, fundada por nuestros antepasados inmigrantes.
La profesora María Julia Burgueño nos habló sobre la historia de la ciudad y de la importancia de los italianos en todos los aspectos del progreso de la ciudad.
La Unione e Benevolenza sigue vigente con el reconocimiento del intendente y de los sanduceros, amalgamando el pasado con el presente, en que tantos sanduceros investigan en los libros añosos, buscando los documentos que los unen con Italia. El espíritu de la colectividad se encuentra en cada documento y en toda la ciudad, en la arquitectura, el arte, las palabras, la religión, la comida, las costumbres, la industria.
Nos dice Julia que su corazón está siempre en la Heroica, a pesar de vivir y trabajar en otro departamento. Según su opinión, la industria comenzó en este lugar con la llegada de los italianos.
Ya desde muchos años antes habían comenzado las actividades comerciales en Paysandú, con los saladeros, pero no era una industria propiamente dicha. Nos muestra diapositivas que respaldan su opinión: sobre distintos oficios, como el de zapatero, los molinos harineros, los herreros, los agricultores. Nos dice que plantaron las semillas para que otros siguieran sus ideas.
Los italianos marcaron en Paysandú el ingreso a la vida industrial. No fueron los únicos, también contribuyeron inmigrantes de otras nacionalidades, pero predominó la actividad italiana.
Se refirió en especial a Don Basilio Pinilla, quien fue un personaje muy importante en esta ciudad, quien junto con Mac Eachen fueron grandes modernizadores de la ciudad. Nos recuerda que se considera siempre la Modernización a partir de 1875, con el gobierno de Latorre, época del alambramiento de los campos, el ganado de pedigrí, y de la obra de José Pedro Varela.
Pero ya desde 1860, al norte del río Negro, estaba el departamento de Paysandú, que abarcaba varios departamentos y ya había estancias y cabañas, donde la modernización había comenzado.
Tanto Pinilla como Mac Eachen trabajaban en equipo, no eran mandamases que esperaban que sus subordinados hicieran todo.
Estaba todo por hacer, antes de la heroica defensa de Leandro Gómez. La Jefatura de Policía sanducera quedó en manos del Coronel Basilio Pinilla, desde 1858 hasta 1864. No llegó a ver Paysandú en escombros, pues dejó de existir el 11 de noviembre de ese año.
En 1858, en un diario de Buenos Aires, se publicaba, hablando de Paysandú: “Aquí no se piensa sino en trabajar porque todos tienen confianza en la situación; el respeto a las leyes y la paz está grabado en los corazones de todos los habitantes; hay mucho dinero; lo que nos falta es inmigración para que se puedan realizar y hacerse con la velocidad que se requiere todas las mejoras que se proyectan”.
Pinilla dio los primeros pasos para establecer el hospital, con la Sociedad Filantrópica de Señoras, que inauguró una casa hospitalaria en 1862. Dio comienzo a la obra del teatro Progreso, hoy Florencio Sánchez.
En su tiempo se levantó el primer monumento a la Libertad, en 1859, construido en Italia. Se construyó el edificio de la Jefatura de policía, y continuó la obra del cementerio. Se colocó la piedra fundamental de la iglesia, en 1860, se inició la planta del mercado, se trabajó en el muelle, se hizo un censo de población. (Me han contado que mis antepasados italianos participaron en esas obras. Mi abuelo tenía una cantera y transportaba las piedras para las construcciones).
Y los italianos tuvieron gran participación en todas estas obras: “El edificio de la Jefatura fue construido en estilo toscano, en piedra y ladrillo, con espaciosas salas y altos techos adornados con artesones” (Barrios Pintos).
Nuestros antepasados llegaron en barcos desde Italia, pasando muchas peripecias, llegaron a trabajar, buscando un mejor porvenir para sus familias. Trajeron sus oficios y sus costumbres, y se reunían con sus coterráneos vecinos allá en Italia.
A veces venía primero un integrante de la familia, y más adelante venía el resto. Formaron un “colchón de retazos” de distintas regiones, cada una con su dialecto, sus costumbres, su gastronomía.
Tres años después del Sitio y la defensa, en 1868, la ciudad resurgía de las cenizas, demostrando su resiliencia frente a la adversidad. El nuevo jefe de policía era Mac Eachen, quien continuó la obra de Pinilla, aunque era un extranjero.
Una de las obras importantes fue la reconstrucción del templo dañado por las bombas. Por supuesto que hubo mucha participación italiana en esa obra. En agosto de 1874 fue fundada la sociedad italiana Unione e Benevolenza, un lugar donde se encontraron los italianos que aquí llegaban.
Nos recuerda Julia algunos “oficios”: comerciantes, zapateros (Zapatería Macri), vitivinicultores (Beccaria, Falcone), astillero Buzzo hermanos. Llegaron las hermanas de María Auxiliadora y los hermanos salesianos, todos desde Italia, se encargaron de la educación.
Los masones aportaron también sus ideas, (Garibaldi era masón) de libre pensamiento y educación; en el Monumento a Perpetuidad sigue habiendo una presencia italiana directa.
Nos cuenta acerca de un señor que llegó desde el Congo belga de visita, quien cuando vio el cementerio, expresó: “Yo me quedo en Paysandú, porque si así tratan a los muertos, ¡cómo tratarán a los vivos!”.
La Sociedad Unione e Benevolenza no fue sólo de socorros mutuos, fue mucho más, hizo otras obras, como prestar dinero a los recién llegados, de la educación, los servicios fúnebres, proporcionar trabajo.
En el año 1874 había en Paysandú ¡85 oficios!: zapateros, talabarteros, metalúrgicos y un larguísimo etcétera.
“Cuando camines en el centro, mira para arriba”, nos dice, para ver las esculturas y otras obras de arte en la altura de los edificios, todos con marca italiana.
Alguien nos recuerda que también hubo italianos en el periodismo, caso de Carotini.
Un dato muy importante: en la época de Mac Eachen se elaboró un Digesto Municipal, para una convivencia civilizada en lugares nocturnos, en la sociedad, medidas a tomar con los rebeldes, normativa sobre edificación y las propiedades; un excelente trabajo, la comunidad italiana y toda la sociedad le respondieron muy bien.
Más adelante, en el Siglo XX, los descendientes de aquellos inmigrantes fundaron las fábricas, las industrias que hicieron el progreso de la ciudad.
Por todo lo dicho, es un gran orgullo ser descendiente de aquellos inmigrantes italianos, que junto con inmigrantes de distintas nacionalidades, dieron vida y color a esta nuestra ciudad.
Tía Nilda.
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Evidentemente la humanidad puede y debe rendir más. Es algo que se puede decir tanto por las más grandes calamidades como por otros ejemplos menos graves que una guerra, por ejemplo, pero que también lleva a preguntarse qué es lo que hemos aprendido luego de todo el tiempo que llevamos sobre este planeta.
Y el siguiente caso viene directamente del Primer Mundo, de Nueva York y Dublín. Hace poco habilitaron en ambas ciudades un “portal” que las comunicaba en tiempo real. No, no habían resuelto el tema de la teletransportación, sino que simplemente era una pantalla en forma con forma de dona que conectaba en vivo y en directo ambas ciudades.
De esa forma se podía ver toda la actividad diaria de dos calles principales de ambas ciudades y quienes pasaban por ahí podían interactuar con personas a miles de kilómetros de distancia.
Era una gran idea pero duró lo que la buena educación y sentido común de la gente la aguantó. Porque entre los millones que se detuvieron ante el “portal” muchos simplemente saludaban y conversaban con neoyorkinos, dublineses y gente de todas partes del mundo habida cuenta de lo cosmopolita de ambas ciudades, pero no fueron pocos los que se desubicaron de muy mala manera.
En redes sociales se hicieron virales videos de habitantes de Dublín mostrando a cámara imágenes de los atentados del 9/11 e insultando a los residentes de Nueva York. Y desde la ciudad estadounidense también se presentaron situaciones parecidas. La gota que rebasó el vaso para los responsables del portal fue, como casi siempre, el sexo. Una modelo de Onlyfans se grabó frente al portal desnudándose. Los responsables del portal y las autoridades de cada ciudad en primer lugar intentaron hacer algo técnicamente pero, como aclararon en un comunicado, “la solución preferida, que habría implicado una imagen borrosa, no fue satisfactoria”.
Así que el portal se cerró. Desde la gobernación de Dublín aclararon que es un cierre temporal y que el equipo de Portals.org dijo que será reabierto en unos días. Pero claro, esa promesa va unida a la esperanza de que los usuarios esta vez se comporten. Algo difícil de que ocurra en estos tiempos.
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