El analista del mercado de granos, de la consultora “Novitas”, Diego De la Puente, señaló que el contexto internacional está marcado por la volatilidad geopolítica, el encarecimiento de insumos clave, pero con una demanda global que va en crecimiento, por lo que los stocks mundiales tenderán a descender. En diálogo con el programa La Hora del Campo, en radio Tabaré de Salto, el profesional dijo “hace 28 años que me dedico a esto y no recuerdo un año con tantas variables al mismo tiempo”. Entre los principales factores que alteran el mercado, el analista destaca el escenario climático en Estados Unidos y los conflictos geopolíticos persistentes. “Estamos entrando al período crítico de los cultivos en Estados Unidos, especialmente en la floración del maíz. Agosto será clave para la soja”, señala. En paralelo, menciona el conflicto en Medio Oriente, el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, y las tensiones comerciales generadas por la política exterior estadounidense.
“Un conflicto en Medio Oriente sabemos cómo empieza, pero nunca cómo termina”, advierte, recordando que aunque se haya anunciado un cese al fuego, el riesgo de escalada permanece latente. A esto se suma la amenaza de nuevos aranceles por parte de Donald Trump, lo que podría desatar más incertidumbre en los mercados.
Ante este escenario cargado de incertidumbre, el productor enfrenta una doble dificultad: precios históricamente bajos y márgenes extremadamente ajustados. “Hoy los precios en términos reales están entre los más bajos de la historia”, afirma De la Puente. “Y si bien la lógica indica que se debería cerrar margen cuando hay oportunidad, la rentabilidad muchas veces no aparece”, agrega. “No es tan complejo decidir cuando los precios son buenos. Pero si no hay rentabilidad, la decisión se vuelve existencial”, reflexiona. Según el consultor, en este contexto, muchos productores se acercan a los analistas no sólo por asesoramiento técnico, sino buscando certezas que el mercado hoy no puede ofrecer.
Frente a esto, recomienda una estrategia racional: conocer en detalle los costos de producción y establecer con claridad el “punto de inflexión o precio dolor”, es decir, ese nivel a partir del cual se empieza a obtener un margen positivo. “No hay que plantearse rentabilidades grandilocuentes en un año así. Si los números cierran, hay que ir capturando rentabilidad aunque sea de a poco”, sostiene.
También advierte sobre el efecto de decisiones políticas y bélicas sobre los insumos: “Si el petróleo sube por un conflicto, el combustible se encarece, y lo mismo el fertilizante. Pero si después baja, en cualquier país normal deberían bajar también los costos. Y muchas veces no ocurre”, plantea, señalando que esto también distorsiona los márgenes del productor.
LA PRESIÓN DEL PUNTO DE EQUILIBRIO
El aumento de los costos en insumos esenciales como el fertilizante y el combustible ha desplazado el punto de equilibrio hacia niveles más altos. “Hoy el productor se enfrenta a un breakeven que se le escapa cada vez más”, sostiene. Esta dinámica eleva aún más la incertidumbre en un mercado donde, incluso con cosechas abundantes, los ingresos no garantizan rentabilidad.
Según De la Puente, el conflicto en Medio Oriente y su impacto en el precio del petróleo deberían haber generado una baja en los costos asociados. Sin embargo, en la práctica, esos valores no siempre retroceden en la misma proporción ni con la misma velocidad. “Muchas veces las cosas suben y se quedan ahí ‘por las dudas’, generando una presión adicional sobre un negocio que ya está al límite”, explica.
PRODUCCIÓN REGIONAL
Tanto Argentina como Uruguay cerraron campañas con buenos niveles productivos, especialmente en soja y arroz. Pero esa mejora en volumen no se traduce necesariamente en ganancias. “Tuvimos una buena zafra, pero con precios bajos y costos altos, el resultado sigue siendo muy ajustado”, resume el especialista. Por su parte, China continúa siendo un actor clave en el mercado internacional. Aunque ya no crece a tasas del 14 o 15% como hace una década, su demanda se mantiene firme y sostenida. “China sigue creciendo, y hay que sumar al sudeste asiático: Vietnam, Indonesia, países densamente poblados y demandantes”, señala De la Puente. A nivel global, los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) muestran un patrón claro: para maíz, trigo y soja, se proyectan cosechas récord, pero la relación stock-consumo disminuye en todos los casos. “Eso quiere decir que el consumo proyectado está creciendo más rápido que la oferta”, explica.
DEMANDA FIRME
La demanda global, en particular en países emergentes, sigue mostrando dinamismo. Tras la pandemia, el consumo de soja, por ejemplo, dejó atrás una etapa de estancamiento en torno a los 366 millones de toneladas, y comenzó nuevamente a crecer.
“El consumo es récord, estructuralmente sano, incluso con una tasa de natalidad menor en muchas regiones del mundo”, destaca De la Puente. Incluso el cambio en los hábitos de consumo influye: “Muchos jóvenes no quieren tener hijos, pero sí mascotas, y el alimento balanceado es un componente clave en la cadena de demanda”, ejemplifica. Además, el crecimiento del poder adquisitivo en países del sudeste asiático ha consolidado una base sólida para la expansión del consumo de proteínas vegetales y balanceados.
RÉCORDS PRODUCTIVOS
A pesar de que el mundo registra cosechas récord durante varios años consecutivos, no se observa una acumulación significativa de stocks. Según el analista, esto se debe a que el crecimiento de la demanda ha sido constante, y eso impide que se genere un excedente. “A la primera de cambio que fracase una cosecha en algún lugar importante, el mercado va a reaccionar con fuerza”, advierte. Hasta ahora, regiones como Brasil y Estados Unidos han mantenido producciones elevadas de forma sostenida. “Estados Unidos hace muchos años que no tiene una pérdida importante de cosecha, y Brasil es una topadora”, resume.
En este marco, considera fundamental que los países productores estén preparados para sostener el ritmo de crecimiento de la demanda: “Tenemos que seguir logrando cosechas récord. No se puede fallar, porque si falla una, el impacto en precios puede ser muy significativo”, señala. En un año donde la previsibilidad es un lujo inalcanzable, De la Puente insiste en que la mejor herramienta del productor sigue siendo la información y el orden económico. “Hay que conocer a fondo los números, tener claro el punto de equilibrio, y capturar márgenes cuando aparezcan”, aconseja. También sugiere no dejarse llevar por especulaciones grandilocuentes. Aunque los mercados pueden tener rebotes, especialmente durante el verano climático en Estados Unidos, el foco debe estar en preservar rentabilidad, más que en apostar a escenarios optimistas que quizás no se concreten. “Es un año extremadamente desafiante. No hay que enamorarse de objetivos altos. Si los márgenes dan, hay que vender algo. No todo, pero algo”, concluye.
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