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Otitis externa
Llega el calor y con él los baños en playas y piscinas y también las infecciones de oídos, las otitis externas, causadas a consecuencia de una exposición prolongada a la humedad. Entre el 80 y 85% de las otitis externas ocurren en verano, ya que la acumulación de agua que se produce en el conducto por exposición durante tiempo prolongado hace el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de los patógenos que causan una inflamación en la piel que recubre el conducto auditivo externo.
El oído se divide en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.
El oído externo va desde el pabellón auricular a la membrana del tímpano. El conducto auditivo externo (CAE) mide aproximadamente de 25 a 30 mm de largo y 7 mm de diámetro, y tiene forma de “S” aplanada, lo que hace que el tímpano esté bien protegido; conduce la onda sonora hacia la membrana timpánica y protege el oído medio con su sinuosidad, sus pelos y la secreción de sus glándulas de cerumen. Contribuye también a que el aire tenga la misma temperatura a uno y otro lado de la membrana timpánica.
El síntoma principal de la otitis externa es el dolor de oído u otalgia, también se puede acompañar de supuración, sensación de oído tapado y sobre todo hipoacusia. El diagnóstico es clínico, no se necesita ningún estudio complementario para llegar a él.
Es más frecuente en niños entre 5 y 12 años y en los nadadores.
El germen más típico en producir estas infecciones es la Pseudomona, un microbio que crece produciendo enrojecimiento del conducto auditivo externo e inflamación. Suele ser bastante doloroso, pero es poco frecuente que cause fiebre. El dolor suele tardar un par de días en aparecer tras acudir a la piscina y ha de ser tratado inmediatamente. Dra. María Jesús Puche, consejera Regional Norte del Colegio Medico del Uruguay