Depredador: Asesino de asesinos, en Disney+

Todos los que deliramos con la primer entrega de Depredador allá por la década de los ochenta, sabemos lo que ocurrió después. Una muy larga decadencia que parecía no tener fin en la saga hasta que, en el 2022, el director Dan Trachtenberg estrenó Presa, en la que el famoso asesino intergaláctico hacía de las suyas entre los nativos de Norteamérica, mucho antes que se las tuvieran que ver con el hombre blanco. No era la gran cosa, pero tenía lo suyo, no como las anteriores.

Claro, como la de los depredadores es una raza milenaria, la llegada a nuestro planeta se puede ubicar en cualquier época. Además viajan en el tiempo, como ya vamos a ver. El asunto es que el suceso de Presa provocó que los productores siguieran interesados en el trabajo de Trachtenberg y en noviembre va a estrenar Depredaror: Tierras salvajes, en la que incluso habrá un depredador que no será tan malo como todos los de su raza. Pero eso va a ser en noviembre. ¿Y ahora? Bueno, por suerte ni Trachtenberg ni quienes trabajan con él se quedaron de brazos cruzados y acaba de aparecer Asesino de asesinos, que es, hasta el momento, la mejor película de la saga después de lo que vimos en la primera del 87.

Pero atención a los recién llegados; se trata de una animación. Es una advertencia que hay que hacer porque aún hoy, para muchos, pensar en una película animada es pensar en un producto menor. Entonces, para que se saquen esos prejuicios, les recomiendo mucho que vean Asesino de asesinos. Todo comienza con los vikingos y una líder que es más brava que cualquiera de los hombres de su clan y que, buscando venganza por la muerte de su padre, deberá enfrentar al depredador de turno que los eligió como presa ya que son también los vikingos una raza muy guerrera.

Después pasamos al Japón medieval, en donde dos hermanos enfrentados a muerte –uno samurái y el otro ninja–, también se las verán con el bichito de turno y, finalmente, un joven pilotos mexicano en la segunda guerra mundial también tendrá que ver cómo le hace para que un depredador no lo haga papilla, esta vez en el aire. ¿Qué tienen que ver esas historias entre sí? Bueno, además de que todos los personajes pelean con todo lo que tienen con los depredadores, en un giro de la historia todos terminarán juntos y también, por supuesto, frente a frente con otros depredadores, o contra sí mismos… Eso se verá luego.
Lo cierto es que la película no defrauda ni al más acérrimo crítico ni de la saga ni de la animación. Cumple y hasta asombra. La acción no se hace esperar y el filme va a los papeles mientras construye su improbable pero adrenalínica historia. Es toda una lección de hasta donde puede llegar la animación e incluso superar con creces a películas de acción real del mismo tipo.
Los que hayan visto la serie –también animada– El samurái de ojos azules verán que los diseños tienen mucho que ver, aunque aquí hay un plus que es a la vez una declaración de amor por el género (animado). Si bien los dibujos son lo realistas que necesitan ser para una historia así, no dejan de ser dibujos. Es decir, a estas alturas y con lo que hemos podido ver en otras animaciones, ya se está en un momento en que se podría hacer una película animada que apenas pueda diferenciarse de una de acción real. Sin embargo, lo que se ve en Asesino de asesinos es un cariño por el diseño animado que no transforma todo en “realista”, sino que lo hace solo para la función que tiene que cumplir.
Por lo demás la violencia y la sangre están presentes tanto o más que en cualquier otra película de depredadores. Y como siempre se aconseja verla en el idioma original, ya que el trabajo de las voces es también otro punto alto. Quienes aún hoy la dejarán pasar por ser “una de dibujos” se van a perder de algo muy pero muy bueno. Por otra parte, no hay que olvidar que esos efectos especiales que tanto se admiran en otros filmes del género también son, en el fondo, animación.

Fabio Penas Díaz