Retiran palmeras canarienses en Paysandú afectadas por ataque del picudo negro

Cuatro palmeras canarienses (Phoenix canariensis) fueron retiradas de la plaza Varela tras ser afectadas por el picudo negro (Rhynchophorus palmarum), un insecto que destruyó sus estípites (troncos) y causó su muerte. Las autoridades informaron que estos ejemplares serán reemplazados por palmeras nativas, más resistentes a esta plaga.

El picudo negro “habita normalmente en nuestros palmares”, dijo a EL TELEGRAFO Cecilia Camacho Fuidio, diseñadora paisajista de la Intendencia de Paysandú. “En veranos secos se reproduce con más virulencia y consume más de lo que le gusta, que son las palmeras Phoenix canariensis, que son exóticas en nuestra región. Por el contrario, el picudo negro no ataca nuestras palmeras nativas. En esas, además, hay predadores que atacan al picudo negro”.

La principal diferencia entre el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) y el picudo negro (Rhynchophorus palmarum) radica en su origen y comportamiento. El picudo rojo es una plaga exótica y agresiva, mientras que el picudo negro es nativo de América y su impacto es menos severo. Además, el picudo rojo es gregario, ataca en grupo y causa daños rápidos y severos, mientras que el picudo negro es solitario y causa un daño más gradual.

“La mayoría de las palmeras que se pueden encontrar en antiguas viviendas son canarienses exóticas. Se reproduce más porque es una especie invasora. Por ejemplo, en el Monumento a Perpetuidad, la mayoría eran Phoenix canariensis. En el siglo XIX fueron las que se plantaron. Debajo de un ejemplar, se pueden encontrar mil crías de Phoenix canariensis”.

Camacho destacó que “los fundadores de Montevideo provenían de las Islas Canarias. Entonces estas palmeras son originarias de allí, de las Islas Canarias. Es como si nosotros nos fuéramos a vivir a otro lado y lleváramos un espinillo o un algarrobo. Ellos se trajeron la palmera canariense. A principios de 1900, se empezaron a trazar las primeras rutas de palmeras canarienses, eran las palmeras que se usaban en los espacios públicos de esa época”.

“No conocían las palmeras Butiá ni Pindó. Conocían la canariense. Es una palmera que se quedó arraigada en la costumbre de la sociedad del siglo XIX y también XX. Desde Montevideo se fueron plantando en otros lugares, pero no en ruta 3. Sí ha llegado a las ciudades, como Paysandú, donde se reprodujo exponencialmente. Es trasladada por pájaros, por ejemplo. Salieron de las quintas donde fueron plantadas por los loros, las ratas, las comadrejas que comieron sus semillas y luego las defecan. Estas palmeras son las que come el picudo negro”.

Las canarienses “se reproducen exponencialmente, porque no tienen los controladores naturales. Sí lo tienen las palmeras nativas, que no tienen comportamiento invasor porque tienen sus propios limitadores, insectos, aves y otras plantas”.

El año pasado se realizó un tratamiento a las canarienses para evitar el ataque del picudo negro. “Se trataron 40 palmeras con productos químicos. Al mismo tiempo se hizo también un tratamiento biológico. Cinco palmeras que por alguna razón no le pudimos hacer este rociado de un compuesto de hongo y bacteria, se murieron. O sea, no es eficaz solo el resultado del tratamiento químico. Igualmente fueron atacadas por el picudo negro y murieron”.