
Con rendimientos y parámetros de calidad en trigo y cebada, por debajo de lo que se esperaba al comenzar la cosecha, ahora los cultivos de verano presentan ganancias para los productores agrícolas.
A excepción de la colza que registran rendimientos por encima del promedio –unos 1.700 kilos por hectárea– y precios por encima de los U$S 500 por tonelada, en los cereales de invierno “los números no van a ser buenos; son de empatar”, consideró el asesor Esteban Hoffman, director de Unicampo. “En el litoral norte, fletes mayores y calidad pobre hacen que el número en algunos casos sea negativo”, sostuvo a Blasina y Asociados.
La zafra 2023/2024 tuvo rendimientos récord de más de 5.000 kilos por hectárea para el trigo y 4.800 kilos por hectárea para la cebada. Se necesitaban muchos kilos para compensar los precios bajos, debajo de los U$S 200 por tonelada, alrededor de 10% inferiores a los ya modestos valores de hace un año.
Era prácticamente un hecho que la cebada alcanzara un récord de producción que superara el millón de toneladas, como efectivamente sucedió, luego de una siembra de 262.000 mil hectáreas, una superficie que excede en 44.000 hectáreas el máximo de 218.000 en 2021/2022.
No se esperaba que la caída de los rindes fuera de entre 15% y 20% y que una proporción alta quedara inhabilitada para malteo y pase a la categoría de forrajera. Aproximadamente un tercio de la cebada maltera quedó fuera de la industria, en mayor medida por niveles altos de proteína y una parte por bajo calibre.
Tampoco era lo esperado que los trigos, con la mayor superficie de siembra en 10 años, de 355.000 hectáreas, estuvieran en una proporción relevante por debajo del promedio de un parámetro clave de calidad de las últimas nueve cosechas. El peso hectolítrico (PH) resultó bajo y el aspecto positivo es el contenido “excepcional” de gluten, afirmó Santiago Bono, de Molino Dolores.
Otros parámetros de calidad como el W, relacionado con la fuerza panadera, también son positivos, de modo que los productores que lleguen al peso hectolítrico aceptable deben hacer valer la calidad de su grano.
“Este año parece que no vamos a llegar a ese promedio nacional de 78 o más que tuvimos en las últimas nueve cosechas”, dijo el investigador principal de INIA e integrante de Urutrigo, Daniel Vázquez.
Cereales
Entre los agricultores “hay gusto a poco, porque los cereales venían tremendamente parejos y sanos en términos generales, después se fue agudizando la sequía al terminar y comenzó a complicar la cebada que se empezó a cosechar con resultados por debajo de lo esperado”, señaló Hoffman en Tiempo de Campo de Radio Rural.
En el trigo, el desempeño se invierte. “Los que terminaron de cosechar más temprano tienen trigos sin problema”, con muy buena calidad en PH, proteína y sin la micotoxina DON producida por fusarium, afirmó Hoffman. Los cultivos que recibieron lluvias importantes en noviembre y diciembre sufrieron caída del PH y, en menor medida, infecciones por fusarium.
“Hay un volumen importante de trigo y cebada que eran para industria y pasan a forrajeros con precios de U$S 155 por tonelada, un número feo”, consideró el titular de Unicampo.
En el mercado, con una gran cosecha de Argentina en los dos cultivos y la depreciación de Brasil, sumado a una situación de flojedad general de los granos en Chicago las cotizaciones de trigo y cebada se mantienen estables en una franja poco atractiva entre U$S 195 a U$S 200.
Segunda mayor área de invierno
La asociación de semilleristas Urupov publicó los datos de área de cultivos de invierno que releva mediante teledetección con una precisión de más del 98%.
Se identificaron 355.000 hectáreas de trigo, 262.000 de cebada (88% maltera y 12% forrajera), 115.000 de colza y 10.000 de carinata y camelina.
Respecto a la zafra 2023/2024, el trigo aumentó 7,5% desde 330.000 hectáreas, la superficie de cebada para malteo se incrementó 12% desde la zafra pasada y el área de colza cayó 32%, con unas 60.000 hectáreas menos respecto al año anterior que pasaron a cereales por el retraso en la siembra debido a las lluvias de mayo.
El total de 742.000 hectáreas representa la segunda mayor superficie de cultivos de invierno desde el récord de 861.000 hectáreas en 2022/2023 que estuvo fuertemente incrementada por la enorme superficie de colza, cerca de 350.000 hectáreas.
En el área calculada por Urupov de cebada y oleaginosas no hubo sorpresas, pero la superficie destinada al trigo quedó por debajo de algunas estimaciones del sector que proyectaban incluso más de 400.000 hectáreas.
Por el camino quedó la expectativa de una cosecha “4 x 400”. Es decir, 4.000 kilos en 400.000 hectáreas que alcanzara 1,6 millones de toneladas.
Según Hoffman, el rendimiento nacional de trigo es difícil de estimar, en base a que el 30% del área fue cosechada en los últimos 15 días y no está procesada la información.
Estimaciones
Según diversas estimaciones la productividad en trigo estaría en una franja de 3.900 a 4.000 kilos por hectárea, y la producción cerca de 1,4 millones de toneladas. La proyección de oferta y demanda de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) indica que, con existencias de 107.000 toneladas y un consumo local de 430.000 toneladas, los volúmenes a exportar están cerca del millón de toneladas sumando grano y harina de trigo.
Entre el 1º de noviembre y el 16 de diciembre se exportaron 292.000 toneladas de trigo, unas 100.000 más que el año pasado hasta la fecha, que representan casi la tercera parte del saldo exportable. En el mismo período fueron embarcadas 75.000 toneladas de cebada, 10.000 más que el año pasado.
En potencial de mejora
Las señales potencialmente alcistas para el precio del trigo, que en las últimas semanas se apoyaban en las malas condiciones de los cultivos en Rusia y otras zonas del Mar Negro, se diluyeron esta semana.
La cotización marzo en Chicago llevaba una caída semanal de 3,5% a U$S 195,8 por tonelada y es su menor valor desde junio de 2020. La pérdida de competitividad de las exportaciones estadounidenses por la fuerte apreciación del dólar frente al euro, que cayó a U$S 1,03 la semana pasada, y los buenos resultados de la cosecha en Argentina son dos de los factores que influyen actualmente en la tónica bajista.
Las exportaciones de trigo en Argentina podrían alcanzar los 13,3 millones de toneladas, el segundo mayor registro de la historia después de dos campañas frustradas por problemas climáticos, estima la Bolsa de Comercio de Rosario.
Es un aumento de 73% respecto a la campaña anterior, hay una fuerte competencia regional. Tanto Argentina como Uruguay están pendientes del mercado brasileño, donde la Compañía Nacional de Abastecimientos (Conab) acaba de ajustar al alza la estimación de importación de trigo desde 6 a 6,2 millones de toneladas debido a recortes en la cosecha local del cereal. Esta demanda garantiza una demanda sostenida del cereal en los proveedores habituales de Brasil: Argentina, Paraguay y Uruguay.
Los exportadores argentinos afirman que “por el momento, esa realidad no se observa en los precios regionales del trigo, porque Brasil está consumiendo su propia cosecha”. Durante “el primer semestre de 2025, cuando se acabe, entonces los valores del cereal deberían comenzar a tonificarse en el ámbito del Mercosur”.
En la región
Más allá del escenario regional, entre 2024/2025 el mundo transita por la quinta caída consecutiva del stock, y a un ejercicio agrícola de consumo mundial récord, lo que puede facilitar un rebote de precios ante cualquier problema climático que suceda en 2025. Por ahora la abundante oferta del hemisferio Sur es lo que predomina, pero más adelante la faltante de grano en el Mar Negro será relevante.
La segregación de los trigos de mayor peso hectolítrico combinado a la buena calidad de proteína y otras características panaderas pueden generar oportunidades en el mercado de trigos de alta calidad de Brasil, donde año tras año, Uruguay da pelea para ser reconocido en la competencia con otros granos de alta calidad de Argentina, EE.UU. o Canadá.
La cebada tiene problemas, pero cuenta con una capacidad industrial aumentada y seguirá siendo protagonista. A juzgar por los resultados, en el próximo otoño serán las oleaginosas las que más crezcan en área y pueden sostener los buenos precios de este semestre. Pero es un aspecto que se definirá más adelante.