
Con la presentación del organista argentino Enrique Rimoldi, comenzó en la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo la temporada de conciertos 2025, organizada por la Comisión del Órgano “Gamba y Comoglio”. La velada estuvo especialmente dedicada a la memoria del papa Francisco, coincidiendo con la ceremonia de su entierro.
Antes de comenzar el recital se dio la bienvenida al nuevo párroco de la basílica, Miguel Suárez, quien además asumió la presidencia de la Comisión del Órgano. Hubo palabras de reconocimiento para Rimoldi, con algunos datos sobre su vasta trayectoria y el agradecimiento a su permanente apoyo. Como se ha informado, en los últimos años el organista ha visitado Paysandú en numerosas ocasiones, no solamente para brindar conciertos sino también para colaborar en la afinación y el mantenimiento del órgano y en la formación de nuevos organistas, en el marco del proyecto educativo que impulsa la Comisión. En sus palabras, el nuevo párroco recordó además que Rimoldi trabajó, como organista de la catedral de Buenos Aires, cuando el papa Francisco, Jorge Bergoglio, era arzobispo de esa ciudad.
Un programa muy variado
El programa abarcó obras de compositores académicos de distintas épocas, como también adaptaciones de clásicos de la música popular argentina. Se escucharon desde piezas de Georg Friedrich Händel y un Aria anónima del siglo XVIII hasta una obra contemporánea como la Meditación sobre el salmo 133, de Klaas Mulder; Fanfarria, de Emma Aschford; y la Marcha Nupcial de Charles Gounod. Demostrando la versatilidad del órgano para interpretar obras no concebidas originalmente para este instrumento, hubo también una versión del Intermezzo de Cavalleria rusticana, transcripción de un fragmento orquestal de la ópera de Pietro Mascagni.
“Lo que busco es que órgano se haga más popular”, explicó el músico. “Porque no es como el piano, el bandoneón o la orquesta. En primer lugar, porque no se lo ve tanto. Está limitado, sobre todo en nuestros países de América Latina, a las iglesias. Entonces, para oír un órgano, hay que ir a una iglesia, y no es muy habitual que la gente escuche y sepa lo que es un órgano. En Argentina notamos que a veces la gente no sabe lo que es, lo confunde con los teclados electrónicos que llaman igual pero no son órganos de tubos”. En esa búsqueda, incluyó también en el programa obras de tango y folclore como El choclo, de Ángel Villoldo; Alfonsina y el mar de Ariel Ramírez; y Adiós Nonino de Astor Piazzolla. “Siempre trato de alternar, que no sea ni todo fuerte ni todo suave, como para tener variedad de timbres”, comentó sobre su criterio para la selección del repertorio. “No es solamente aprender a tocar bien un instrumento sino saber elegir cuando uno va a dar un concierto”.
Con la impecable técnica y la sensibilidad que lo caracterizan, el músico logró extraer del órgano una paleta de colores sonoros que alternó momentos de gran intensidad con pasajes serenos y meditativos. Esta combinación permitió tanto mantener la atención del público como realzar la riqueza tímbrica del instrumento.
Un recuerdo personal del papa Francisco
En su pasaje por Paysandú, el organista también evocó su vínculo con Jorge Bergoglio: “Lo tuve de arzobispo en la catedral durante 17 años. Lo pusieron para renovar la Iglesia, y creo que en parte lo logró. Hizo todo un acercamiento hacia la gente de las estructuras tradicionales, con un mensaje mucho más humano, si se quiere. Acercó todo el tema de la misericordia, del perdón, de la inclusión, que está tan en boga, a nivel político”, dijo. “En sus últimas homilías siempre hablaba de una Iglesia era para todos. Para mí fue una cosa muy grata estar acá, donde pudimos disfrutar también de un homenaje al papa”.