¿Es el cuidado del ambiente un tema que importa a la población?

Nadie puede negar que ya desde hace un tiempo los temas que tienen que ver con la contaminación, el ambiente o el cambio climático ocupan un importante lugar en la agenta política, social y cultural, tanto a nivel nacional como internacional.
Hay personalidades dentro y fuera de la política que se han hecho conocidas a nivel mundial por su participación en esos temas, incluso podría decirse que el gran freno que tuvieron respecto al interés social fue la pandemia de la COVID-19, aunque luego que la conmoción por esa enfermedad pasara, el ecologismo, el animalismo y el conservacionismo parecen haber regresado a ser temas de preocupación.
Pero la pregunta es ¿realmente son temas que interesan a la población general?
En Uruguay comparando el tema ambiental con el de la inseguridad, el desempleo, la educación o la economía, es todavía muy marginal.
Si bien proliferan informes que dan cuenta de cambios ambientales que afectan a la región y al país, a lo que se suman algunos eventos puntuales recientes, en la opinión pública este no es aún un tema que resulte alarmante, como muestra un informe de Equipos Consultores.
Solo un poco más del 20% de la población considera que la situación ambiental (del Uruguay y de la ciudad en la que vive) es “mala” o “muy mala”.
De todos modos, cerca del 40% advierte que las condiciones ambientales están empeorando, y gran parte de la población (en más del 80%) considera que el cambio climático ya está afectando a los habitantes del planeta.

Basura y agua

Entre los principales problemas ambientales percibidos, la “disposición y la gestión de la basura” y los “problemas vinculados al agua (contaminación, escasez y calidad)” se han consolidado como los principales problemas ambientales del país. De hecho, desde la década de los ‘80, diferentes estudios ubican al problema de la gestión de los residuos como el problema ambiental por excelencia.
Y si hablamos de responsabilidad, es del otro. Diversos autores y perspectivas sociológicas han coincidido en que el sujeto de las sociedades modernas occidentales se ha caracterizado por un repliegue hacia su individualidad y esto, posiblemente, sea consecuencia de la creciente crisis de legitimidad de algunos referentes simbólicos que anteriormente organizaban y daban sentido al individuo y a las sociedades. No obstante, este repliegue puede no solo reflejarse en actitudes, sino también en un potencial descreimiento en el otro y en su accionar.

El esfuerzo individual y público

Hoy, 8 de cada 10 uruguayos dice estar realizando sus mejores esfuerzos para el cuidado del medio ambiente y esta consideración sobre los esfuerzos es homogénea si lo observamos en función de variables habitualmente de interés para el análisis de fenómenos sociales (edad, nivel educativo, lugar de residencia y ocupación). Sin embargo, cuando las personas son consultadas por los esfuerzos de la población en general, apenas un poco más del 20% dice que los demás están haciendo sus mejores esfuerzos.
Tampoco es unánime la evaluación del accionar del Estado y de las empresas en relación a cuestiones ambientales. En ambos casos, son principalmente los más jóvenes y los encuestados de niveles educativos más altos, quienes en mayor medida consideran que los esfuerzos de estos actores no son los mejores.
Pero si bien en general son los jóvenes quienes declaran mayor preocupación por estas cuestiones, cuando analizamos algunas prácticas que suelen ser entendidas como beneficiosas para el cuidado de los recursos naturales, son las personas de mayor edad quienes declaran realizarlas con mayor frecuencia. En definitiva, la preocupación declarada por la situación ambiental no parece traducirse necesariamente en acciones concretas.
Acciones tales como el cuidado de la energía eléctrica o del agua, suelen realizarse por un gran porcentaje de la población y así se observa en las últimas mediciones. El uso de la bolsa de tela, que significaría una reducción en el uso de bolsas de plástico, se ha mantenido estable cerca del 60%. Sin embargo, son considerablemente inferiores los porcentajes de personas que realizan algunas otras prácticas, tales como clasificación de residuos, actividades de reciclado, elección de productos en envases retornables o envases reciclados.