La “revolución bolivariana” a pleno, encabezada por Nicolás Maduro, como se temía, perpetró en las elecciones del domingo en Venezuela sus maniobras de manual, características de toda dictadura, y procuró impedir con sus matones y huestes armadas en las calles, recorriendo los centros de votación, que el pueblo pudiera votar libre de amenazas. Y por si no alcanzara con ello, impidió la presencia de observadores internacionales imparciales para por lo menos evaluar con algún atisbo de certeza el resultado de los comicios, “controlados” nada menos que por el Consejo Electoral chavista.
Consejo que es por cierto toda una “garantía” de que se respetará la voluntad popular, la que ha desvirtuado tantas veces, y a estas horas todavía reina la incertidumbre sobre si alguna vez se podrá conocer los resultados reales, de las actas de los centros de votación con la verdadera expresión del pueblo venezolano. Lo que precisamente es lo que intenta evitar Maduro, apoyado hasta ahora en el respaldo de las Fuerzas Armadas compradas por el dictador mediante el uso en su provecho de los recursos del Estado.
El presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, anunció en la madrugada uruguaya del lunes la reelección de Maduro con 5,15 millones de votos (51,2%) frente al candidato opositor González Urrutia, con 4,45 millones (44,2%), según el primer boletín oficial con 80% del escrutinio, que daba cuenta de una “ventaja” indescontable, de acuerdo a los votos que restaban.
Claro que antes desde el gobierno habían denunciado que el proceso electrónico de conteo había sido hackeado –no dijeron por quien– tratando de justificar la demora.
Muy suelto de cuerpo, Amoroso aseguró que ese boletín refleja una tendencia “contundente e irreversible” y denunció una “agresión en contra del sistema de transmisión de datos que retardó” el conteo.
González Urrutia, candidato de la oposición, sostuvo, en cambio, que en el proceso electoral “se han violado todas las normas” de votación, algo que cualquiera que tenga una cuenta en la red social X pudo comprobar durante el día, con cientos de imágenes que denuncian y prueban las groseras maniobras del gobierno de Maduro. Tan groseras que solo un necio –o un comunista, claro—puede negar.
“Nuestro mensaje de reconciliación y paz sigue vigente. Nuestra lucha continúa. No descansaremos hasta que la voluntad del pueblo de Venezuela sea reflejada”, insistió.
La oposición venezolana acusa a Maduro de fraude electoral porque en la antesala de la divulgación del resultado hubo “algún indicio de que los resultados no serían transparentes”, según informaron algunos medios internacionales.
Antes de que el Consejo Nacional Electoral anunciara al chavista Maduro como ganador de los comicios, varias personas irrumpieron en mesas de votación y se llevaron las urnas, sin que las autoridades del lugar lo permitieran.
El periodista venezolano Eduardo Menoni publicó un video en X en el que se muestra cómo un hombre lleva una de las urnas en sus hombros. “Reportan que milicianos chavistas enmascarados allanaron una mesa de votación y llevaron por la fuerza las urnas con los votos a un lugar desconocido”, agregó el comunicador.
Pero además, se mostró circuitos que no fueron abiertos justamente porque sabían que allí la oposición arrasaba; o pandillas del gobierno arremetiendo violentamente en motos contra civiles; y hasta un caso de una delegada del gobierno que informaba a “alguien” los números de cédula de los votantes, obviamente para tomar represalías, entre múltiples maniobras.
Asimismo, en las calles también se vivió la tensión desde que comenzó a acercarse la hora de la divulgación de los resultados. Algunos militantes opositores al chavismo que estaban en las calles fueron detenidos por las fuerzas policiales venezolanas, y en videos difundidos en redes se puede ver cómo los efectivos detuvieron a varias personas, que aparentemente no estaban cometiendo ningún delito.
No era nada que no se esperara, conociendo los antecedentes de Maduro y del chavismo, que impidió que llegaran vuelos con expresidentes latinoamericanos y observadores imparciales europeos, bajo el argumento de defender la “soberanía” de Venezuela, con el fin real de que solo exista la versión de los “invitados”, entre los cuales había solo conspicuos integrantes de la izquierda internacional, entre ellos algunos “muy demócratas” dirigentes del Frente Amplio, el Pit Cnt y afines al sentir de la revolución bolivariana. En plena dictadura de Maduro era obvio que esas elecciones serían una pantomima, y no puede ignorarse que contrariamente al escepticismo y rechazo de los gobernantes de naciones democráticas, los primeros en saludar la “victoria” chavista fueron Rusia, China, Nicaragua, Honduras, entre otras pseudodemocracias o dictaduras a secas.
Y para muestra basta un botón: ya a poco de conocerse el “resultado” electoral y la autoproclamación de Nicolás Maduro como presidente reelecto, el Partido Comunista y el MLN – Tupamaros dieron a conocer posturas que exponen con total transparencia cómo se las gastan los grupos totalitarios para justificar su nulo apego a la democracia: “El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros saluda al pueblo venezolano que una vez más, en un acto eleccionario ejemplar decidió continuar el camino de la paz junto al proyecto bolivariano de soberanía y justicia social”, señala en un comunicado.
“La derrota del proyecto golpista de la derecha continental y del imperialismo norteamericano se transforma además en un hito de la indispensable integración de los pueblos de la Patria Grande”.
“Saludamos esta decisión popular y llamamos a las organizaciones sociales y políticas a defender el derecho de los Pueblos a decidir su destino. Por la Liberación Nacional y el Socialismo. ¡¡Habrá patria para todas y todos!!” En tanto el delegado del Partido Comunista uruguayo Rony Corbo no solo felicitó el “triunfo” de Maduro, sino que expresó que “ojalá Uruguay tuviera el sistema electoral que tiene Venezuela”.
Queda claro que después de casi 40 años de vida en democracia en Uruguay, siguen siendo lo mismo que antes de la dictadura, y son la prueba de que jamás les interesó la democracia sino como forma de llegar a imponer su propio régimen dictatorial comunista, tras haber sido derrotada la subversión tupamara en el ’71.
Igualmente, ¿en Venezuela hay alguna esperanza de que realmente se conozca lo que dicen las actas electorales y que el régimen de Maduro, de su cogobernante y cómplice Diosdado Cabello se allanen a entregar el poder? Más que dudoso, prácticamente un imposible después de haber llegado a este extremo, en especial porque poco puede hacer el pueblo contra unas fuerzas armadas muy bien equipadas y preparadas, que son las que realmente tienen el poder, ya que son los verdaderos dueños del petróleo y el tráfico de drogas, mientras tienen al títere de Maduro para salvar las apariencias, por lo cual poco les importa cuán evidente sea el fraude.
Así que al menos por el momento, el pueblo venezolano seguirá postergado, sumido en la eterna espera y esperanza de que le llega la hora de tener la posibilidad de elegir a sus gobernantes sin que el dictador de turno violente sus derechos una y otra vez. → Leer más