
Quienes estamos vivos en este año 2025, somos privilegiados, porque es un año muy especial, según la Numerología. Porque es un año 9, la suma de sus cifras da 9, y el 9 es un número muy importante, lo dicen numerólogos de distintos lugares del mundo. Personalmente, me siento feliz de saber que el año de mi nacimiento, también fue un año 9 (1+9+4+4=18 y 8+1=9). (Con razón soy un bicho raro, ja ja ja).
Asimismo, este número es un cuadrado, ya que es igual a la cantidad de piedras que se necesitan para formar un cuadrado de 45 piedras de lado. 2025 = 45²
El año cuadrado anterior fue el 1936 (44 al cuadrado), y el próximo será el 2116 (46 al cuadrado). Podemos afirmar que la mayoría de nosotros, será el único año cuadrado que vivamos. Puede ser que algunos de los más jóvenes de hoy lleguen al 2116.
En Numerología se espera que este año, que es un 9, sea de cierre de ciclos, de transformación personal y aprendizajes. Curiosamente, es un año de Jubileo para la Iglesia Católica, un año de gracia, perdón y renovación espiritual. Y es convocado por el papa. El lema de este año es “Peregrinos de la Esperanza”. Un lema que nos invita a caminar con fe y confianza en Dios, recordando que el mundo necesita esperanza en medio de las dificultades.
El número 9 se asocia con la liberación de rencores y viejas disputas. El crecimiento espiritual, la revisión de metas. La redefinición de la idea de éxito. La exploración de nuevas ideas y formas de cooperación. La sanación de heridas emocionales. El altruismo. Dice Donna Ashworth: Más autenticidad, menos falsedad, menos máscaras. Más vivir, menos sobrevivir. Más alegría para brillar.
Dice Clarín internacional: “El 9 es el número de la finalización y la trascendencia, la preparación para un nuevo ciclo de vida. Es energía de sabiduría, vibra con bondad y compasión, y además, aporta conexión con el Espíritu divino”.
El lema es desechar lo que ya no nos sirve: cosas, relaciones. Sacarnos la mochila que llevamos y empezar un nuevo ciclo más livianos pero con mayor experiencia acumulada.
Según Luis Carlos Vázquez, numerólogo mexicano, este es el Año del Ermitaño, un año relacionado con la transformación personal, de acuerdo con la creencia de cada uno. Un año que invita a dejar atrás lo que ya no nos sirve, tanto en lo material como en lo emocional y lo espiritual.
Un año para soltar, como se dice ahora, dejar las manos libres para recibir lo que viene. Un año para la reflexión, y el crecimiento interior, para aprender a valorar la humildad, para buscar la esencia detrás de las apariencias, para hacer una pausa en el camino, para reorientarnos hacia lo que realmente importa. Para ver más claro quiénes somos y hacia dónde queremos dirigirnos.
Un período de cierre de ciclos y renovación, para enfocarse en el crecimiento personal, las relaciones significativas, los proyectos a largo plazo.
La página Vanidades, nos dice: “La energía del año 9 te dará muchas oportunidades: hacer viajes lejanos, es tiempo de levar anclas. Es tiempo de terminar las relaciones estancadas, por apego o costumbre. Es tiempo de acercarte a lo espiritual, de comunicación con el Espíritu divino, que te dará paz y alegría”.
Existen coincidencias entre lo que dicen los numerólogos y la iglesia.
Esperemos que al terminar este año, nos hayamos renovado espiritualmente, y seamos menos egoístas, y más humildes y solidarios. Que seamos mejores personas, capaces de ejercer la misericordia a través del perdón y el servicio a los más necesitados.
Que sea este 2025 un año para atreverse a SER, disfrutar y brillar.
Tía Nilda